Nadie se baña dos veces en el mismo río

No es posible bañarse dos veces en el mismo río, lo dijo Heraclito, filósofo griego quien sostenía que no seremos las mismas personas y además, nuevas aguas correrán sobre nosotros. El cambio es la única constante, lo que nos atraviesa de manera individual y también a las sociedades de las que formamos parte, donde cada integrante con su permanente estado de cambio debe coexistir con las y los otros, y sus transformaciones.

En consecuencia, las creencias, costumbres, el lenguaje, las normas que regulan la forma en que socialmente nos relacionamos y las instituciones responsables de llevarlas a la práctica no son ajenas a este principio.

La sociedad de hoy no es la misma que hace cinco, diez o cincuenta años y en ese devenir, la idea sobre los derechos humanos ha evolucionado. Hoy en día prevalece el pensamiento de que, a pesar de nuestras diferencias, gozamos de los mismos derechos y aunque seamos iguales ante la ley, la diversidad nos enriquece como colectivo.  Por ello, la inclusión ha cobrado importancia para asegurar a las personas que enfrentan o han enfrentado al rechazo debido a estigmas basados en su identidad, puedan incorporarse y participar plenamente de la vida política, social y democrática.

En el ámbito electoral, se ve reflejado en la construcción de una democracia plural e inclusiva en todos los niveles, para garantizar a todas las personas su derecho de votar y ser votadas. Las autoridades electorales han tomado medidas que van desde el uso del lenguaje incluyente, la traducción a lenguas originarias y de señas de los contenidos, hasta el voto en cárceles a personas en prisión preventiva y a domicilio para que la ciudadanía en estado de postración pueda votar.

Además, se han implementado acciones afirmativas para impulsar la representación política de grupos en desventaja, a través de la asignación de espacios a personas de la diversidad sexual y de género, con discapacidad, adultas mayores, indígenas y afromexicanas para que puedan ser designadas como candidatas  a cargos de elección, e integrarse a la función electoral y colaborar en la preparación de las elecciones. La lógica es que no basta con abatir la discriminación -que no se acaba por decreto-, pues es necesario compensar las consecuencias de haberla ejercido a lo largo de la historia. 

Al tenor de la progresividad de los derechos humanos, como se conoce al entendimiento de las leyes en el sentido que más favorezca a las personas, en cada elección se incorporan nuevos procedimientos para hacer efectiva la universalidad del sufragio activo y pasivo en la renovación de gobernantes, procedimientos que han evolucionado de la mano de los cambios sociales para dar certeza y cabida a nuevas expresiones que en muchos casos no son nuevas pero sí su reconocimiento.

Es por eso que ninguna elección es igual a la anterior. Las personas y las circunstancias fluyen y cambian constantemente. Por eso en materia electoral y en la vida misma, no es posible bañarse dos veces en el mismo río.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Hilda Hermosillo Hernández
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Hilda Hermosillo Hernández, Opinión, Columnista BI

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