Navidad: una pausa momentánea
Estamos en vísperas de Navidad, esta época se nota por varios motivos, nuestra ciudad cambia de aspecto, la plaza principal y algunas de las calles del Centro Histórico se iluminan con focos de colores, los medios electrónicos envían imágenes y voces alusivas al clima festivo, las tiendas se llenan de compradores, las escuelas, oficinas y amigos de diferentes épocas, aprovechan la ocasión para reunirse, los políticos hacen posadas y reparten regalos, realizan mensajes para alentar la próxima elección, la música navideña se generaliza en las casas, las tiendas y los lugares públicos, nos preparamos para reunirnos en familia, aprovechando que la pandemia no es tan fuerte como en los años recientes.
Por algunos momentos, siempre aparece un Grinch, un incrédulo o algún indiferente a esa avalancha chispeante y al mismo tiempo nostálgica, la Navidad es también una pausa para la política, los periodistas sufren por la ausencia de noticias, la gente duerme más e incrementa sus horas de pijama.
Los militantes partidistas, los diputados y los miembros del Poder Ejecutivo trabajan a bajo perfil, se van de vacaciones y aunque usted no lo crea, guardan silencio, saben que en enero, después del 6 de Reyes, podrán retornar a las peleas y promesas de siempre.
Los más felices de estas jornadas son los niños y los propietarios de plazas comerciales, los primeros porque la ciudad parece una gran fiesta, los segundos porque acumulan aguinaldos a sus ganancias.
La Navidad es la época más pausada del año, es tranquila y propicia para pensar, también, para leer libros, es por eso que me permito recomendarle el Cuento de Navidad de Charles Dickens, El Grinch de Theodore Heissel, un aliento bíblico en los libros de Mateo y Lucas, Vanka de Anton Chejov, El cascanueces y el rey de los ratones de Amadeos Hoffman, también el Cuento de Navidad de Guy de Maupassant, La Vendedora de Fósforos de Hans Christian Andersen, y Un árbol de Noel y una boda de Hedor Dostoyevski.
La Navidad une familias, también une tiempos y todo lo bueno que está por llegar, lo malo, no desaparece, acaso, se contrae y por unos días pierde vigor, sirve esta pausa como oxígeno para enfrentar con fuerza lo que venga en el futuro.
Feliz Navidad.
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