Nuevo Maximato
El Maximato fue una etapa de la historia política de México en la que se marcó la transición de la era de los Caudillos a la era de las instituciones. Como recordatorio, un breve repaso. Al término de la guerra civil que conocemos como Revolución Mexicana, siguió el arduo camino de la pacificación del país.
Así, podemos convenir que el primer presidente post revolucionario fue Venustiano Carranza, en un tiempo convulso en el que los caudillos y sus fuerzas armadas se disputaban el poder real y el legal de México. De este modo, entre 1914 y 1928, con gobiernos paralelos y gobiernos constitucionales, la presidencia legal fue ejercida por Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez, y Lázaro Cárdenas.
En este contexto histórico es que ocurre el Maximato, llamado así porque, de facto, el gobierno era dirigido no por el presidente en turno, sino por Plutarco Elías Calles: el Jefe Máximo de la Revolución, el gran Caudillo, quien se autoproclamaba portavoz del pueblo y de la revolución. Calles impulsó las candidaturas de sus sucesores, les acomodó el gabinete, y les dictaba las acciones de la política nacional.
En esta etapa de México, la influencia de Calles en los siguientes presidentes fue tanta, que incluso Obregón terminó asesinado al intentar reelegirse, y Pascual Ortiz Rubio tuvo que renunciar después de un atentado. Calles impulsó también a Cárdenas; a la llegada de éste al poder, la política fue distinta: Cárdenas cortó la intromisión de Calles, quien terminó en autoexilio en Estados Unidos, y dejó de entrometerse en la presidencia en turno.
Otro intento de Maximato se dio entre Luis Echeverría y José López Portillo. Al ganar López Portillo como candidato único, impulsado por Echeverría, el presidente en turno sufrió la intromisión del expresidente en la elección de diputados y senadores, así como en la línea política de la República. Para terminar esta intromisión, López Portillo envió a Echeverría como embajador en las Islas Fidji. El mensaje era claro.
En el México actual vivimos un escenario en el que, en los próximos meses, veremos si ocurre o no un nuevo Maximato; otra etapa nacional en la que el Jefe Máximo, el gran Caudillo, delinea la política presidencial de sus sucesores; o si, por el contrario, el poder legal y el poder de facto lo asume quien ostenta el encargo de la presidencia del país. Son tiempos en los que la historia amenaza con repetirse; en los que el viejo régimen insiste en regresar.