Perspectiva. De las pantuflas a las botas
En la Secretaría de Gobernación en la época priísta, siempre tuvieron un gran respeto por las formas de la política. Al secretario en turno, el presidente le encargaba la seguridad interior. Mediaba conflictos, paraba rebeliones y tenía todos los hilos de la inteligencia para usarlos en defensa del llamado “sistema”.
Don Jesús Reyes Heroles fue el artífice de la apertura política en los 80; diseñó el acceso de las minorías a las legislaturas y el ideario liberal que abrigaba el PRI bueno, el que gobernó en paz, con crecimiento y sin reelección, el PRI de las instituciones. Cierto que no lo extrañamos porque engendró crisis que lo destruyeron y parte de los males que vivimos, sobre todo el último PRI encabezado por Enrique Peña Nieto, el de la corrupción abierta y descarada.
Enrique Olivares Santana fue uno de los secretarios de Gobernación con el mayor oficio de la política. Decían que “hacía política en pantuflas”, es decir, sin que se sintieran los pasos, las acciones o las maniobras. Jamás recordamos haber escuchado ataques a adversarios o insultos a contrincantes o enemigos del sistema. Su eficacia era incuestionable porque le quitaba broncas a un presidente muy enjundioso como lo era José López Portillo.
El infortunio llega al país con la ruptura de esas formas. Adán Augusto López, el actual secretario, usa botas para patear a los gobernadores de Jalisco, Nuevo León y Guanajuato.
A Samuel García de Nuevo León lo calificó de hipócrita, egoísta e incapaz. Todo porque se opone -como muchos- a la militarización del país. Luego arremete contra Enrique Alfaro de Jalisco, a quien reclama que un día felicita a los militares por detener una masacre en Zapopan y luego no apoya los cambios por “falta de generosidad”.
Vicente Fox, con una camiseta donde florece pintada una rama de mariguana, regresa los insultos y dice que “Adán está jodido y así no va a llegar a presidente”. Todo porque el Secretario dijo que Guanajuato era un baño de sangre. No sabemos si eso tenga algún efecto aparte de mantener a nuestro ex presidente en boca de todo mundo. El gobernador Diego Sinhue Rodríguez cuidó las formas y no entró al pleito.
Podemos decir que hacer política a las patadas y con botas refleja un fondo negro de quienes responden a ideologías, coyunturas electorales e intereses partidistas. Hay una evidente degradación que no alienta la lucha en contra de quien gana con todo este relajo: el crimen organizado.
Otro estilo de política es del verbo dúctil y los tacones puntiagudos de Lilly Téllez. Ayer de nuevo arremetió contra el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval y de Marina, Rafael Ojeda, quienes acompañaban a Rosa Icela Rodríguez en su comparecencia y permanecían en silencio. Lilly se atreve a denunciar lo que nadie nunca se había atrevido a decir al Presidente o a los jefes militares. Poco les debe gustar que los pongan como “lazo de cochino” frente a la nación por no poder detener a los capos más importantes. Es un tacón que pisa el orgullo de quienes hoy ostentan el mayor poder político y militar desde que el general Manuel Ávila Camacho diera paso al ciudadano Miguel Alemán.
Los españoles llaman “crispación” a los encuentros duros entre opositores, a los ataques encendidos en las cortes generales. Nosotros, ¿cómo podríamos llamarle?, circo irresponsable de políticos que nunca aprendieron el oficio.
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