Perspectiva: el Vicente Fox del 2030
Hace tiempo que no veíamos a un Vicente Fox entusiasmado, dicharachero y motivador como el de ayer en el programa de Carlos Alazraki en Atypical. Nos hizo recordar sus discursos de campaña de hace un cuarto de siglo. Al cumplir 83 años, el ex presidente sigue apasionado de la política y luchando “por sacar a Morena” -que ahora sería de Palacio Nacional- .
Fox fue el mejor candidato presidencial que haya podido tener la oposición y cree que falta un líder - o lideresa- que encabece la lucha por el poder en 2030. Sin duda la historia no se repetirá como en el 2000, pero el país sí puede cambiar con un movimiento ciudadano como el que encabezó Vicente, con un nuevo partido. Se necesita la frescura de un mensaje claro, nuevo y esperanzador.
Es difícil que el mejor candidato se convierta en el mejor presidente. Quien tiene el poder de la motivación, la pasión incansable de lograr una meta, la facilidad de comunicar ideas no siempre es el mejor gobernante. Eso pasa en todos los países y con todos los partidos.
A la distancia vemos en Vicente a un buen presidente, pero no al estadista que el país necesitaba. Sobre todo porque muchas de las promesas de campaña quedaron incumplidas. Sus logros fueron inobjetables: el Seguro Popular, la apertura de la información pública con una institución independiente. Fox fue tolerante, sencillo y tuvo un buen equipo de funcionarios. Muchos de ellos sin ligas ideológicas o políticas con el PAN.
En los comentarios que la audiencia hizo, luce un aprecio muy especial por el exmandatario. La nostalgia de años menos violentos, de mayor esperanza y libertad salieron a la luz en palabras de reconocimiento. Lo extraño es que nadie habla del PAN, de la institución que acompañó a Vicente en su triunfo. El fenómeno de hace 25 años sólo se puede repetir en el 2030 con una nueva estructura política, algo que surja desde una crisis interna en Morena, como sucedió en el PRI de los 80.
Fox usó al PAN como un vehículo para cambiar a México y no al revés. Quienes construyan una nueva oposición tendrán que meditar mucho en el líder que ofrezca la mayor esperanza.
Un ejemplo de política interesante fue lo que sucedió la semana pasada en la ciudad de Nueva York, donde un joven radical socialista de 33 años, Zohran Mamdani, rebasó al ex gobernador del mismo estado Andrew Cuomo. El ciudadano de origen musulmán, leyó bien el malestar de una población que no tiene acceso a la salud y al bienestar en una de las ciudades más ricas del mundo.
En Nueva York vive la mayor cantidad de judíos fuera de Israel y muchos de ellos, en los barrios más pobres, votaron por el musulmán lo que significa que en la figura del candidato está todo.
Vicente Fox fue un caso semejante. Sin él, México nunca hubiera cambiado por más lucha que hubiera hecho Acción Nacional; sin un candidato disruptivo en la oposición, Morena puede seguir gobernando a sus anchas, tal como lo hacía el PRI. ¿Qué es primero, el candidato o el partido? Comenzamos a creer que lo primero es el candidato, la mujer o el hombre que haga creer a la oposición en su poder real de cambio.
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