Perspectiva. La mala educación y deficiente formación

Lo que no da naturaleza, no lo da Salamanca y menos Baeza
Proverbio Español



Lenia Batres llega arropada a la Corte por un piquete de porristas del gobierno; también arriba de la peor forma: con insultos velados a quienes serán sus compañeros ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación durante muchos años.

A la Sra. Batres la habíamos visto en un desplante doméstico de muy bajo nivel, cuando arremetió contra su vecina con palabras inimaginables en boca de quien servirá en el máximo tribunal de la Nación.

Ahora la escuchamos leer un escrito que no tiene patente de su pluma, ni entendimiento de su profesión. El mensaje no era de ella porque ni siquiera pudo leerlo con fluidez. Para un letrado, la cúspide de su profesión reside en la SCJN. Pero no es sólo en México sino en todas las democracias donde se respeta la separación de poderes.

Lo común es una larga carrera profesional que puede comenzar desde un juzgado local o también desde la docencia magisterial en una gran universidad como la UNAM o la Escuela Libre de Derecho. Lo que está en manos de los doctores en Derecho tiene tanta importancia como la sustancia misma del Ser de la república democrática.

Por eso cuando Lenia lee su discurso de arribo, comprendemos que es una improvisada que sufrirá pesadillas despierta. Todos quienes alguna vez pasamos por la universidad -en una carrera demandante- sabemos que hay una pesadilla recurrente, dada la presión que conlleva pasar un examen. La pesadilla consiste en llegar al salón de clase y no poder responder la prueba porque la mente está en blanco. Lo bueno es que despertamos.

Para ser ministro no es necesario tener la elocuencia de Demóstenes o de Winston Churchill, pero por lo menos, por dignidad, ser dueño de tus palabras.

Ni siquiera la ministra plagiaria, Yasmín Esquivel, tiene la poca preparación que Lenia. Los argumentos son un dictado de la 4T, una versión judicial del populismo que arremete desde Palacio en contra de otro poder.

La Suprema Corte debe ser humanista pero también profundamente técnica, porque basa sus decisiones en miles de sentencias, en cientos de miles de juicios disímbolos y compleja jurisprudencia. Invitar de ministra o ministro a alguien sin preparación para el cargo es como pedir que un ingeniero o un contador ayude en un quirófano, bisturí en mano.

Las pesadillas vendrán cuando tenga que hablar frente a la Nación sobre discusiones en vivo, sin papeles preparados, sin conocimiento, sin preparación académica suficiente siquiera.

El carácter es otro tema. Un ministro o ministra recién electo por el Senado o por el Presidente (como fue este caso) lo primero que hace es agradecer su nombramiento e, inmediatamente después, reconocer el valor del Poder Judicial, de sus compañeros Ministros, de su respeto a la Presidenta de la Corte y, sobre todo, a los más de 59 mil funcionarios que hacen hasta lo que parece imposible para que en México haya justicia: magistrados, jueces de distrito, secretarias y secretarios de estudio y cuenta. Humildes actuarios y empleados administrativos. Todos en el Poder Judicial merecen respeto.

La filípica convertida en diatriba, muy mal leída por la nueva ministra de la 4T, es un insulto mayor que el vociferado a su vecina por una discusión de vecindad irrelevante. Mala educación y deficiente formación.


**Hay que estudiar bien el voto para no equivocarnos**

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Enrique Gómez Orozco
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Enrique Gómez Orozco, Suprema Corte de Justicia de la Nación, Lenia Batres

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