Perspectiva. Las palabras se desgastan, los oídos se cansan
Las palabras son útiles para persuadir, convencer, educar, protestar, y son indispensables para gobernar. El problema con las palabras es que tienen vida útil. Si repetimos siempre la misma historia con las mismas palabras, llega un día en que nadie quiere oirlas. Eso nos sucede mucho a las personas de la tercera edad.
Todo se complica cuando lo que decimos no es verdad. A fuerza de tener que responder a diario sobre el acontecer nacional, el presidente López Obrador dice en cientos de ocasiones que las desgracias de hoy son culpa del pasado, del modelo neoliberal, de Felipe Calderón y de Genaro García Luna.
Zacatecas la está pasando mal. Desde que inició el sexenio del gobernador David Monreal se desataron los demonios de la guerra. Tan sólo de enero a octubre, el número de víctimas por homicidio llega a 1,448 (dato de Alejandro Hope). Si las cosas no cambian, el estado que tiene 1.6 millones de habitantes llegará a una incidencia de 108 homicidios por cada 100 mil habitantes. La cifra es la más alta del mundo, cuatro veces el promedio nacional que es de 28 homicidios por 100 mil, y casi el doble de Guanajuato que este año rondará los 50.
Cuando el presidente López Obrador recurre a la misma narrativa de hace cuatro años y culpa al pasado, muestra que no tiene una respuesta satisfactoria. Claro que el pasado condiciona el presente pero el victimismo perpetuo hace mella en su credibilidad. En Zacatecas asesinaron al coordinador de la Guardia Nacional, José Silvestre Urzúa, y mataron al juez Roberto Elías Martínez. El gobernador Monreal está rebasado porque los policías, o pasan al lado del crimen organizado o los matan. Una disyuntiva que antes llamaban “plata o plomo”.
El problema es que otro trío de palabras sin sentido domina la estrategia: “abrazos, no balazos”. Un buen gesto retórico para una campaña pero una estrategia letal para el pueblo a quien se gobierna.
Imposible llamar a cuentas a Felipe Calderón quien responde en un tuit con cifras: México es el país que menos creció desde 2018 entre Colombia 14%, Chile 8%, Estados Unidos 6%, Brasil 5% y México -2%. Sin crecimiento las oportunidades disminuyen, la iniciativa de ciudadanos emprendedores se apaga y la esperanza comienza a fincarse en el próximo sexenio, venga quien venga.
Faltan 545 días para la elección. Los aspirantes -hoy sumamos a Samuel García de NL- tienen prisa por llegar a la delantera en las encuestas. A los precandidatos de Morena les lloverán las preguntas sobre los problemas del presente, no del pasado. Hoy será el pasado de quien logre ganar la elección. Imposible que en su discurso de campaña diga, “ahora sí, con mi gobierno terminaremos de derrotar el neoliberalismo y la herencia maldita de Calderón”.
Siempre he pensado que, al tiempo, la gente entiende. De Calderón nos acordamos cuando lo menciona el Presidente y de Peña Nieto cuando vemos que la manecilla que marca la corrupción no ha variado mucho. En Zacatecas los ciudadanos no tendrán la paciencia para esperar que la guerra se vaya como por arte de magia. Es una tristeza que haya regiones en el país con más violencia que Honduras o El Salvador. Por la memoria de las víctimas, por la desgracia de Zacatecas, lo menos que puede hacer un gobernante es decir la verdad.
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