Perspectiva. Libia debe actuar
A menos de tres meses del cambio de gobierno, Libia García, la primera gobernadora en nuestra historia, tiene la posibilidad de transformar Guanajuato. La administración de Diego Sinhue Rodríguez le hereda graves problemas en seguridad pero también un balance con unos 39 mil millones de pesos en bancos. Las penas con pan (del bueno) son menos.
Como todo gobernante que arriba a un cargo de tanta responsabilidad, no sabemos cuál sea su dimensión. ¿Sabrá escuchar a expertos? ¿Se valdrá de quienes saben? ¿Hará un buen equipo, o tendrá que designar a quienes su partido y Diego Sinhue Rodríguez le recomienden?
Por lo poco que sabemos de su proyecto, quiere hacer un cambio radical en la Fiscalía y en la Secretaría de Seguridad. Será el adiós a Carlos Zamarripa y a Alvar Cabeza de Vaca, finalmente podría ser el verdadero “golpe de timón” que prometiera el propio Diego hace seis años.
Guanajuato no está en el mejor momento por las erráticas políticas públicas del partido que nos gobierna, por un inexplicable distanciamiento entre sociedad y gobierno. El Gobernador vive sus peores días al final del sexenio, cuando era más necesaria que nunca su capacidad política. Delegado todo en segundos y en terceros, el gobierno no encuentra la brújula. Jamás imaginamos que ONGs al servicio de la comunidad se rebelaran ante la imposibilidad de un diálogo directo con el gobernante.
Vivimos en una tierra de nadie, porque hay un gobierno en retirada y una gobernadora electa que no decide, o peor aún, parece que no le permiten decidir. Libia podría iniciar la transición nombrando a su equipo, a los funcionarios que le ayudarán al arranque de gobierno. Al menos debería convencer a los diputados que se van que le ayuden con el trabajo político del reemplazo del fiscal. Algo que se complicaría si esperan a que se instale la próxima legislatura donde su partido estará disminuido.
Guanajuato puede ser el último clavo del PAN en el país o su resurgimiento si hay un cambio radical en la forma de gobernar, si vuelve a sus principios y se olvida de ser el reemplazo del PRI como lo ha sido los tres últimos sexenios. Un partido donde el poder se hereda, donde su fuerza está fundada en el clientelismo político, los acarreos y las decisiones de un solo hombre.
Guanajuato puede dar un brinco cuántico si regresa a su vocación democrática, si reactiva los valores contra la corrupción que hace 18 años olvidó. Libia puede llevar la pesada carga de tener que dar puestos a los panistas o elegir entre personas capaces; puede heredar funcionarios de Diego o buscar nuevos perfiles de profesionales competentes, honestos y con vocación de servicio.
Su visión no solo debe apoyar el acceso de mujeres competentes a su gabinete, también debería darse la oportunidad de sumar a opositores talentosos. Nada mejor que gobernar en pluralidad. Abraham Lincoln pudo abolir la esclavitud con la ayuda de sus rivales; Winston Churchill convenció a todos para combatir a Hitler. Un gobierno firme pero inclusivo sería un ejemplo frente al autoritarismo federal.
Además no hay opción, si Guanajuato no sale de la terrible inseguridad en que vivimos, si no combate la corrupción, si permanece el arribismo partidista y la distancia con la sociedad civil, el PAN tiene sus días contados.
Por lo que vemos, la actual administración obstaculiza la presencia y actuación de la gobernadora electa. Habría que permitir una transición ordenada y, sobre todo, discreta de parte de quienes se van a ir. (Continuará)
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