Perspectiva. Los dogmas de AMLO
El gobierno de México quiere elevar a norma constitucional la prohibición de sembrar maíz transgénico. El daño que eso representa para la economía del país puede ser muy grave. Un panel de expertos dictaminó que no hay prueba científica de que el maíz transgénico o genéticamente modificado dañe la salud o el ambiente.
Si limitamos la producción de cosechas mejoradas genéticamente, reducirá la oferta del cereal base de la dieta mexicana. Los precios de la tortilla no soportan la escasez y subirán sin que el gobierno pueda hacer algo. Eso lo saben los legisladores, lo sabe la presidenta Claudia Sheinbaum. Desde hace siglos el hombre modifica la genética de los cultivos para mejorar su rendimiento. La India salió de la hambruna por la revolución verde y los agricultores de todo el mundo buscan elevar el rendimiento para alimentar a 8 mil millones de habitantes.
Esta historia de dogmatismo ideológico contrasta con lo que sucede hoy mismo en China. Una nota de Reuters publicada en Reforma dice: “China aprobó cinco variedades de cultivos editados genéticamente y 12 tipos de soya, maíz y algodón modificados genéticamente, ampliando las autorizaciones para impulsar los cultivos de alto rendimiento, reducir la dependencia de las importaciones y garantizar la seguridad alimentaria”.
Los chinos hoy gozan de un bienestar que les permite elevar su consumo de proteína animal. En 40 años desterraron la pobreza y hoy la clase media llega a más 400 millones de habitantes. Pronto la mayoría será clase media.
Durante la “Revolución Cultural” de Mao Zedong, se cree que murieron entre 30 y 70 millones de personas por hambre ante el desastre de la ideología colectivista. Después de su muerte y tras el ascenso de Deng Xiaoping, el país se convirtió en el que más gente ha sacado de la pobreza (unos 800 millones).
Al leer y releer la historia de China, comprendemos el genio de Deng y cómo puso los pilares de la segunda potencia económica mundial basado en “la verdad de los hechos”, frase guía suficiente para dar rumbo a su política reformista. También aprendemos que los líderes dogmáticos que fundamentan sus acciones en ideologías, prejuicios y creencias equivocadas, pueden crear desastres durante generaciones como sucedió con Mao en China o Juan Domingo Perón en Argentina.
Gua Houfeng, el heredero inmediato de Mao, a mediados de los setenta, había acuñado dos frases: “Todo lo que dijo Mao debe seguirse; todo lo que hizo Mao debe hacerse”. Los dos “Whatevers”.
Una receta que hubiera hundido por más décadas a la nación que hoy compite con todo éxito con Estados Unidos.
Por fortuna Deng Xiaoping cambió la tragedia en éxito con reformas pragmáticas que permitieron la mayor formación de capital en la historia en el menor tiempo, apenas dos décadas. China multiplicó 4 veces su economía de 1980 al 2000 y unas 60 veces el ingreso per cápita al pasar de 200 dólares a más de 12 mil por habitante en dos generaciones.
No sabemos si a AMLO “lo podemos dar por muerto”, como a él le gustaba decir, pero la realidad es que todo lo que dijo es norma en Morena y todo lo que hizo lo hacen sin pena alguna. Ni Ricardo Monreal, ni Adán Augusto López, ni cualquiera de los legisladores tienen base en los hechos para elevar a rango constitucional la prohibición de cultivar transgénicos. Pero ese es sólo uno de los errores que cometen como partido al retirarse de la realidad. (Continuará).
Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.