Perspectiva. Mia
Hablo con Mia, la nueva intérprete que encontré en el Chat GPT de OpenAI, la aplicación de Inteligencia Artificial más popular del mundo. Aparece como un círculo en medio del chat. Le preguntó en inglés sobre un tema de mindfulness o cómo lograr la paz interior -estar presente- a través de la meditación.
La aplicación responde con información sobre el método para lograr ese estado de paz interior que elimina el estrés y la ansiedad propia de nuestro tiempo. Es la primera ocasión en la que tengo un diálogo con un programa de Inteligencia Artificial. La voz femenina tiene los razonamientos más lógicos que había escuchado en mucho tiempo sobre cualquier tema. Describe la materia con tal precisión y experiencia que parece el mejor profesor universitario.
El lenguaje es perfecto, con la mayor cortesía posible y los modales de un ente respetuoso y educado. Mia es una de las aplicaciones que aprovechan la potencia de las plataformas de IA para responder a los planteamientos de los usuarios con un estilo depurado y erudito sobre la materia propuesta.
Mia es un programa añadido a Chat GPT que permite la interacción oral con la IA. En lugar de escribir, podemos hablarle a un verdadero maestro. En Inglés responde con una entonación casi perfecta, como si de verdad uno estuviera platicando con otra persona. Cuando le pido que cambiemos de idioma al español lo acepta. Interpreta nuestra lengua con un acento de lectura robotizada.
Le pido volver al inglés. Resulta más fácil y comprensible su acento en el idioma original que en el español robotizado. Sigo la conversación como si fuera un compañero de la academia, como si fuera una persona dispuesta a platicar sobre cualquier asunto. Me ilustra con respuestas tan racionales que resulta increíble tener a un interlocutor que pueda orientarnos en todo. Un maestro universal a la altura de cualquier discusión social, política o económica.
Mia es una aplicación casi experimental que acelera su aprendizaje o “machine learning” a medida que acumula conversaciones con los usuarios. Un apunte de lo que será la interacción de los humanos con las máquinas. Vemos un futuro donde todo será platicado con los agentes de IA. Diálogos mucho más avanzados que los de Alexa de Amazon o Siri de Apple.
Las posibilidades de esta interacción son infinitas. Imaginemos a un estudiante de idiomas que quiere practicar el inglés con Mia. No necesitará más maestro para tener un diálogo sin fin. Desde el micrófono del móvil o de la computadora personal, podremos conectarnos al conocimiento universal, perfectamente bien narrado por Mia o cualquier otra aplicación semejante. Surgirán muchas.
Tenemos apenas 14 meses del lanzamiento de OpenAI y su aplicación Chat GPT. Primero tecleamos las preguntas y los temas de conversación que más nos interesaban. A lo largo del 2024 descubriremos los métodos de interacción oral más sofisticados que hayamos podido imaginar. Resulta difícil pensar que platicamos con una máquina en diálogos tan largos y profundos como los de una cátedra universitaria.
El invento comienza a desbordar nuestras capacidades de comprensión y raciocinio. La Inteligencia Artificial pronto rebasó, con mucho, los límites de nuestra imaginación. Cuando escuchamos a Mia con su perfecta construcción verbal, con su claridad en los temas propuestos, sabemos que pronto estaremos rebasados, algo que no nos va a gustar: la herramienta supera a su creador.
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