Perspectiva. Optimus y otros
El genio de Elon Musk está más allá de toda consideración política, de simpatías o antipatías. Si revisamos la historia de lo que él veía hace 10 años y pocos comprendieron, podemos hacer una extensión a lo que ve venir para los próximos 5 años.
Cuando Tesla estaba a punto de quebrar en 2014, el director de VW en Alemania, Martin Winterkorn, decía que los autos eléctricos eran caros, no había infraestructura para cargarlos y no eran negocio. En esa época VW competía con Toyota por el liderazgo mundial en fabricación de vehículos.
Una década después, Musk es el hombre más rico del mundo con un capital aproximado de 250 mil millones de dólares. Elon puso una planta en Shanghái y otra en Berlín, se mudó a Texas por lo amigable de sus políticas empresariales y para no sufrir la gran burocracia de California. Hoy lanza cohetes al espacio, es dueño de la mitad de los satélites que orbitan el globo y en los próximos meses SpaceX rescatará de la Estación Espacial Internacional a astronautas que dejó varados la empresa Boeing. También encuentra la manera de comunicar computadoras con el cerebro humano.
Lo más interesante es lo que pronostica para los próximos 10 años: la invasión de robots humanoides en todas las áreas del trabajo y la convivencia humana.
“Un mercado de 20 billones de dólares”, dice el genio empresarial. Según Musk, Tesla producirá millones de robots al año y el mercado mundial será equivalente al número de personas que habitan el planeta, unos 8 mil millones de robots. Aunque tarde, sus pronósticos se cumplen.
La fusión de la IA con los robots augura la época de mayor productividad para la humanidad, pero también la de mayores conflictos por el desplazamiento de labores sencillas y repetitivas como tender una cama, manejar un auto o vigilar un banco, por ejemplo.
Optimus es el personaje robótico de Tesla que ensaya tareas en las plantas de ensamblaje de la automotriz. En dos años puede salir al mercado para múltiples trabajos. De la mano del vertiginoso avance de la IA, podrá conversar y escuchar como hoy lo hace Chat GPT.
Mientras eso sucede en Tesla, más emprendedores norteamericanos y chinos se empeñan en no quedar atrás. Una empresa fundada con recursos de Nvidia, construyó en sólo 24 meses el humanoide eléctrico llamado Figure 01 y Figure 02. Ninguna empresa tiene la capacidad de Nvidia para proveer los procesadores avanzados que requiere la robótica humanoide.
Como en una película de intriga, los chinos vieron a Musk y se pusieron a imitarlo con el frenesí propio de un pueblo ávido de prosperidad. En la Conferencia Mundial de Robótica de Beijing se expusieron 27 modelos de humanoides eléctricos que inundarán el mercado en menos de tres años. La competencia será feroz como sucede hoy con los autos eléctricos, híbridos e híbridos enchufables.
En México debemos parar la oreja porque mucho del trabajo fabril que hoy soporta nuestra economía y comercio con el T-MEC, podría ser desplazado por robots. Y no sólo en México. La planta de ensamblaje de autos BMW en Carolina del Sur, experimenta con los modelos Figure 02 en tareas sencillas y repetitivas. Los alemanes saben que están luchando por mercados que han perdido ante los chinos en todos los países donde no se limitan o gravan las importaciones de autos.
Cuando Musk habla, hay que escucharlo.
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