Perspectiva. Pragmatismo y confianza
El gato negro y el gato blanco fueron la ilustración ideológica del pragmatismo de Deng Xiaoping. Ante la tara ideológica comunista de Mao Tse Tung en China, el dirigente tuvo una frase para definir las aspiraciones de su transformación: “no importa el color del gato sino que atrape ratones”.
Todos los libros del marxismo-leninismo, todas las interpretaciones de la filosofía materialista de la historia, sucumbieron ante la realidad que percibió Deng. Luego daría una segunda sacudida al Librito Rojo de Mao al decir que “hacerse rico es glorioso”. Con estas dos herramientas cambió al mundo. En apenas cuatro décadas sacó de la pobreza a mil millones de personas. China hoy es el país más competitivo en manufactura y tiene asolado a Occidente con sus productos.
Todo líder político o empresarial debe pensar siempre si su estrategia funcionará, si el resultado de un cambio tendrá beneficios tangibles y positivos para su país u organización.
Lo difícil es el balance porque no todo son gatos blancos y negros, ni todos pueden atrapar ratones cualquiera que sea su color.
Intuimos que la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, hace cálculos cada hora, cada minuto sobre lo que conviene a ella y a su próxima administración sobre los cambios del Plan C. Por una parte no puede enfrentar en directo las propuestas de AMLO, su mentor, con otras distintas. Por otro lado, el costo político y económico de sostener las locuras dictatoriales de AMLO pueden crearle un arranque de sexenio terrible.
Es demasiado inteligente para no saberlo; sus colaboradores cercanos también lo entienden, son viejos lobos de la política. El problema es sortear los próximos 32 días. Apenas cuatro semanas y media para tomar el timón del país y navegar hacia un destino distinto.
Una pequeña muestra fue detener la votación de las reformas el próximo domingo primero de septiembre. Ante la turbulencia financiera y política generada por la reforma al Poder Judicial, Rogelio Ramírez de la O, el secretario de Hacienda, debió aconsejar que se parara el invento por la sangría e inestabilidad que genera todos los días. La mente científica de Claudia comprende los efectos nocivos internos y externos. En lo interno tiene a todo el Poder Judicial envalentonado, en paro y con una causa justa de su lado, con el apoyo de todos los gremios de abogados, universidades y la intelectualidad del país.
Arrancar su mandato a gritos y sombrerazos solo produce desasosiego. El Banco de México da una señal de peligro al reducir el crecimiento esperado para este año y el que sigue. Si la tendencia de desinversión permanece, no habrá siquiera crecimiento y podríamos entrar en recesión.
Por eso hay que tener confianza en el pragmatismo. Si la reforma se cumple como quiere AMLO, no habrá fuerza que detenga el deterioro. Así de simple. A la edad que tiene Claudia, debió desprenderse del dogmatismo ideológico. Su única pregunta debe ser: ¿Esto es lo mejor para México (el pueblo) o no lo es? ¿Nos ayudará a mejorar la impartición de justicia y la prosperidad económica del país?
Podemos confiar en que ella tiene la respuesta correcta. ¿Qué puede hacer? Pedirle a Ricardo Monreal que detenga todo hasta que ella tome posesión. Luego discutir de nueva cuenta el proyecto para lograr uno que dé certidumbre a los trabajadores del Poder Judicial, a los inversionistas nacionales y a los ciudadanos. Seguro que no quiere un río revuelto sino una transición de terciopelo. Hay que tener confianza en ella hasta el final.
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