Perspectiva: Religión, la oposición y redes sociales
Vicente Fox es un predicador; lo fue cuando ganó la gubernatura, lo fue cuando sacó al PRI de Los Pinos. ¿Quién será el predicador que nos devuelva la República?
Para entender el poder de las megaiglesias norteamericanas, las de los grandes predicadores, basta observar su influencia en la elección de Donald Trump. En las dos elecciones que ganó, los pastores cristianos conservadores contribuyeron con al menos el 20% de la votación.
Trump, quien no es precisamente un ejemplo de moral cristiana, pudo recibir apoyo gracias a sus críticas al aborto, al movimiento woke y al liberalismo social de los demócratas.
La potencia mediática de algunos predicadores llega a todo el mundo. Joel Osteen es considerado el “rey indiscutible de la televisión cristiana”, con 7 millones de televidentes semanales y 20 millones mensuales. Su alcance estimado es de 200 millones de personas a través de TV y plataformas online.
Le sigue otro pastor de Oklahoma, Craig Groeschel, de una denominación religiosa evangélica. Su iglesia, Life Church, es reconocida por el Hartford Institute como la iglesia protestante más grande de Estados Unidos en términos de asistencia total. “Groeschel predica un mensaje evangélico contemporáneo, espiritual y de aplicación práctica”, según la IA Claude. Según la revista Outreach, Groeschel tiene “la filosofía de no ser una megaiglesia sino una microiglesia con megavisión”. El pastor realiza estudios de mercado para llegar a los no creyentes con un enfoque pragmático que ha resultado en un crecimiento explosivo, según Wikipedia. La revista Newsweek explica su verdadera revolución: es digital; la YouVersion Bible App ha alcanzado 500 millones de descargas.
Bien, hasta aquí el ejemplo de dos predicadores con audiencias gigantes, a partir de Billy Graham, el legendario primer predicador mediático. El tema que sigue es político. ¿Cómo podrían los dos partidos de la oposición, MC, PAN y PRI, y ahora Somos MX, penetrar con la mercadotecnia que usan los predicadores más exitosos? Porque detrás de ello hay más tecnología de la que imaginamos.
Dice el líder del PAN, Jorge Romero, que irán de casa en casa tocando con su mensaje, como lo hacían los misioneros mormones en su juventud. ¿No saben que unos 80 millones de mexicanos en edad de votar tienen un teléfono móvil? ¿Qué prédica política puede lograr que crean en un México mejor, en un país en paz y próspero; que sepan y entiendan que su futuro y el de las próximas generaciones dependen de ellos y no del o la tlatoani?
Se trata de líderes políticos capaces de hacer soñar, imaginar y actuar a los millones que pueden unirse en una causa. Lo logró Vicente Fox con una estrategia definida, su conocimiento de mercadotecnia y la ayuda de sus “amigos”; reventó el poder del hasta entonces imbatible PRI. El instrumento está literalmente en las manos de todos, algo que no existía hace 25 años, cuando Fox logró el sueño de la oposición.
Hay predicadores inteligentes como Enrique de la Madrid; apasionados como Lilly Téllez y Xóchitl Gálvez; lúcidos como Leonardo Córdova. Hay buenos peleadores de callejón como Javier Lozano. Luis Donaldo Colosio tiene carisma, pero no ha destacado mucho en los últimos años. Puede surgir un desconocido hasta hoy: todo puede suceder.
Muchos creen que el regreso a un régimen republicano, plural y competitivo depende de Morena o de su posible división. La verdad es otra: solo una oposición inteligente, preparada y motivadora puede lograr, en algún momento, la alternancia en el Congreso y, eventualmente, alternancia en los estados y en la misma presidencia de la República. Amén.
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