Perspectiva. SAPAL S.A. de C.V.

El SAPAL podría ser una gran empresa si los consejeros y el Ayuntamiento se salieran de la caja en la que están metidos. Desde mañana podría vender energía a una parte de sus clientes. ¿Cómo, si el control de la producción y distribución de energía la tiene la CFE?
Lo puede hacer indirectamente. Tan sencillo como ofrecer venta y financiación de paneles solares a la industria, el comercio y los hogares que sean buenos candidatos para ello. Tiene la base de datos de todos sus clientes, el sistema de cobranza avanzado por medio de telemetría y los recursos técnicos para realizarlo. Conoce la ciudad como nadie y, con su capacidad de compra, podría abatir los costos y tener una buena ganancia. Además ayudaría en parte a elevar la producción de energía renovable, que es el reto de nuestro tiempo.
Los paneles solares han reducido su precio al grado que ayudan a ahorrar a hogares, empresas y gobierno. Cada recibo de gasto en electricidad se convierte en un ahorro, como ponerlo en una alcancía. En Hermosillo, por ejemplo, las patrullas de la ciudad no se alimentan de gasolina, los vehículos son eléctricos. Con su ubicación geográfica, Sonora podría producir toda la electricidad que consumen Estados Unidos y México. El problema -por ahora- es cómo almacenarla.
Cuando una empresa pública se administra bien y con visión empresarial se puede lograr lo que hace la Empresa Pública de Medellín. Eso lo conocen bien los consejeros de SAPAL porque la han visitado en Colombia. En Celaya, la planta de tratamiento de agua es un proyecto de una subsidiaria que tiene en México llamada TICSA.
Cuando revisamos los números de EPM nos sorprendemos: sus ingresos son superiores al presupuesto de Guanajuato con unos 9 mil millones de dólares (175 mil millones de pesos contra 120 mil de GTO). Sólo la empresa ECOPETROL tiene más ingresos. EPM vende agua, electricidad, comunicaciones, internet y servicios en Colombia. Crece en otros países como México, Guatemala, El Salvador y Chile.
Lo más sorprendente de EPM es su aportación a Medellín, unos 500 millones de dólares al año, casi el presupuesto total de León. El negocio, en su mayoría es de los ciudadanos.
El argumento de que SAPAL debe ocuparse de su principal problema que es el abasto de agua y su tratamiento, es válido pero limitado. A corto plazo lo que hará Sapal es invertir en nanotecnología para llevar agua limpia a la Presa del Palote y de ahí potabilizarla. Hay ciudades en Europa que le dan 7 vueltas al agua. La inversión será cercana a los 2 mil millones de pesos. El problema es que, sacar agua de pozos será siempre más económico. Comprar pozos a los campesinos es lo más barato para la ciudad. Tendrá límites en el futuro. El que el agua se consuma en sorgo y maíz no es un buen negocio, sale más barato importarlo de Estados Unidos. Lo rentable es incrementar nuestra capacidad de producción industrial con esa agua que rueda por los surcos y no por sistemas de goteo o de invernadero. Pero ese es otro tema.
Los leoneses pagamos en promedio al año mil 900 pesos de agua. En Celaya e Irapuato pagan poco más de mil. Si SAPAL compra sistemas caros de reciclaje, afectará a la economía. El monopolio tendrá que vender más caro. Lo vemos con las pipas que -increíble- son más baratas en altos consumos que comprar agua entubada de SAPAL. 

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