Perspectiva. Un volcán de recursos
Por curiosidad podemos investigar los sueldos de los grandes jugadores del futbol europeo. En una simple búsqueda encontramos que Cristiano Ronaldo es el mejor jugador del mundo en cuanto a ingresos. Son más los millones de dólares que gana en un año que el valor de la nómina de muchos equipos de la Liga Mexicana de Futbol. Según datos de la prensa internacional, este año ganará 285 millones de dólares entre su contrato, regalías y lo que gana en redes sociales.
Messi, a sus 37 años, ganará 135 millones de dólares en su equipo de Miami. El jugador francés Kilyan Mbappe, del Real Madrid, gana unos 20 millones en nómina pero el equipo le dejó el 100% de las regalías de sus promociones comerciales, el equivalente a otros 30 millones de dólares. Son jugadores de excepción, cuyos ingresos son pagados por aficionados y patrocinadores dispuestos a abrir sus bolsillos para verlos jugar.
Hay artistas como Taylor Swift que ganan mucho más por su talento y que han amasado fortunas. Swift puede vender 2 mil millones de dólares en sus giras mundiales pero su fortuna se estima en mil 600 millones. Pocos artistas tienen la capacidad de atraer tantos fanáticos en todo el mundo. Sus seguidores también estuvieron dispuestos a pagar cientos o miles de dólares para presenciar su “Eras Tour”.
Pero si en el deporte y el espectáculo las ganancias de los ídolos tienen cifras récord cada año, en el mundo del talento cibernético se rompen ingresos que sólo habíamos visto en emprendedores, en creadores de industrias.
La plataforma Character.AI fue creada por dos genios cibernéticos que trabajaban en Google, Noam Shazeer y Daniel De Freitas. Los dos científicos, por así llamarlos, habían desertado de la empresa porque sus proyectos fueron frenados por burocracia y, tal vez, porque sus productos serían competencia del buscador universal. Cuando salieron hace apenas 3 años, fundaron Character.AI con un éxito que valuaba la empresa en mil millones de dólares. Como podrían convertirse en una amenaza, Google decidió comprar su “startup” en 2 mil 700 millones de dólares.
Según información de publicaciones especializadas, a Alphabet, la empresa dueña de Google le interesaba, más que la empresa, el talento de sus fundadores.
Con el surgimiento de la IA se ha generado tanta riqueza que hoy la fabricante de los procesadores Nvidia podría convertirse en la empresa más valiosa del mundo. Así como en el futbol hay una gran lucha por conseguir al mejor jugador del futuro, en la IA surgen jugadores cuyos ingresos no son públicos pero podrían ser muy superiores a los de cualquier jugador de talla mundial.
Quienes convertirán las múltiples plataformas en generadores de productividad, desarrollo y crecimiento, están dispuestos a pagar el precio porque el rendimiento siempre será más alto que el gasto.
El Dorado era una ciudad mítica de riquezas inimaginables. La IA será ese lugar para quienes, con su talento y conocimientos, puedan inventar el futuro y domesticar los LLM (Modelos de Lenguaje de Gran Tamaño), sacarles provecho para la ciencia, la medicina y los negocios. Es un volcán de recursos.
Google nos dio la muestra de que no podía perder a sus talentosos jugadores de la empresa Deep Mind, donde trabaja Denis Hassabis, galardonado con el Premio Nobel de Química. La competencia por el talento y el conocimiento será feroz porque en juego están billones de dólares (trillions en inglés).
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