¿Por qué el populista quiere controlar los órganos electorales?

En una conferencia reciente, el filósofo francés, Gilles Lipovetsky, hablaba sobre la definición y la frustración que puede causar en las sociedades la democracia, particularmente mencionaba como los populismos afectan a la democracia; sin embargo, Lipovetsky se declara radicalmente optimista contra las amenazas que acechan a la democracia y señala que los auténticos demócratas pueden resistir los ataques que se presentan desde varios frentes populistas, como está sucediendo actualmente en el mundo.

Particularmente, mencionaba él en su conferencia en Girona, sobre la resistencia que la vida democrática pudo hacer a la administración de Trump; sin embargo, vemos hoy con los resultados de la pasada elección en los Estados Unidos, como renace el movimiento de Trump, vemos en Brasil como regresa nuevamente Lula a gobernar ese país, y vemos como en otras latitudes existen, igualmente, gobiernos populistas que afectan gravemente a las instituciones democráticas.

A ese fenómeno de afectación a la democracia, con base en el populismo rampante, no es ajeno nuestro propio país, hemos visto un gobierno populista de grandes o relevantes tintes que lo asocian a un nacionalismo a ultranza, donde solo lo que importa es la opinión de uno, que es el líder de ese movimiento populista, y se cree que con ese liderazgo se deberán superar cualquier circunstancia que afecte las diferentes instituciones democráticas.

Particularmente en nuestro país, quien vive el embate del populismo en estos momentos, es el Instituto Nacional Electoral, ¿por qué el populista quiere controlar los órganos electorales?

Pues por una muy sencilla razón, se convierte entonces él, en el árbitro de las futuras elecciones, con el control del mecanismo del árbitro electoral, el populista puede controlar el futuro de los gobernantes de nuestro propio país, por ello es muy importante que cuidemos esa relación que tenemos con el gobierno populista mexicano y que intentemos en la medida de lo posible que se preserven las instituciones democráticas que hemos construido a lo largo de los años.

Concretamente en el caso del Instituto Nacional Electoral y del Tribunal Electoral de la Federación, encontramos dos instituciones que han sido, si no las grandes defensoras, al menos instituciones que se han comportado con seriedad y con equilibrio frente a las decisiones que deben tomarse en las diferentes elecciones que han surgido en el país.

Imaginemos un mundo donde el líder carismático populista controle el órgano electoral, pues estaremos mucho más cerca de los fenómenos que ocurren en Nicaragua, en Venezuela, en China y en algunos otros países, Rusia, por supuesto, en donde el control del gobernante en turno sobre los órganos electorales, le permite definir el destino o el rumbo del país, hacia el futuro.

Por ello, nosotros tenemos que tener especial cuidado en cuidar las instituciones que incipientemente apuntan la democracia mexicana, pero que, sin embargo, son instituciones que pueden garantizar una elección democrática, libre y que respete el voto y la voluntad efectiva de todos los ciudadanos, por ello la invitación el día de hoy a que nos pronunciemos en favor de la defensa de estas instituciones y en favor de la vida democrática de nuestro país.

Tengamos, pues, cuidado con lo que vamos a decidir en el futuro, porque ese futuro y esas instituciones son el futuro democrático de México.

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