Rescatar la educación de la trampa de las agendas políticas
En la era de la información digital, donde las redes sociales en línea dominan el panorama informativo, resulta cada vez más fácil caer en la trampa de las agendas políticas y dejarse llevar por información sesgada que solo atiende a intereses particulares. Esta peligrosa tendencia ha generado profundas divisiones en la sociedad y más aún cuando se mezcla la educación con la política.
En el afán de ganar poder o influencia, los actores políticos y sus aliados han encontrado en la manipulación de la información un arma poderosa para moldear la percepción pública y alcanzar sus objetivos. La distorsión de la verdad, la propagación de noticias falsas y la omisión de datos relevantes son solo algunas de las estrategias que emplean para mantener a sus seguidores en un constante estado de división, justo esto ocurre en medio de la discusión por los contenidos de los libros de texto.
Uno de los principales peligros de caer en estas agendas políticas es la polarización de la sociedad. Cuando las personas solo reciben información que confirma sus creencias, prejuicios y hasta sus negocios, se cierran al diálogo y al entendimiento con aquellos que piensan diferente. Esto genera una sociedad fragmentada, incapaz de encontrar soluciones consensuadas a los desafíos que enfrenta y propicia la intolerancia y el odio hacia quienes no comparten la misma visión política.
Además, esta tendencia hacia las agendas políticas también debilita el periodismo objetivo. Los medios de comunicación que sucumben a la tentación de abrazar una ideología o servir a intereses particulares pierden su papel crucial de ser garantes de la transparencia, búsqueda de la verdad y lo más importante, faltan a su responsabilidad de educar. La información veraz y contrastada queda relegada a un segundo plano, mientras que las noticias sensacionalistas y manipuladas ganan protagonismo en estos días. Esta desinformación generalizada ha llevado a los ciudadanos, bombardeados constantemente con información sesgada y noticias falsas, a perder la capacidad de discernir lo que es verdadero de lo que es falso.
Es fundamental que los ciudadanos ejerzan un pensamiento crítico y se muestren escépticos ante las noticias que reciben. Es crucial fomentar la educación mediática y promover la búsqueda de fuentes confiables y diversas de información para evitar caer en la trampa de servir a intereses políticos y económicos.
México requiere al ciudadano más crítico pero también merece a un ciudadano mejor informado y una sociedad más unida frente a los grandes retos que enfrenta y seguirá enfrentando el país. Ni todo es claro, ni todo es obscuro, aprender a ver cada lado de la moneda nos ayudará a generar el tan anhelado pensamiento crítico.
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