Seamos ciudadanos
En la última obra publicada por Denise Dresser, nos invita a reflexionar en algunos de los importantes aspectos que suceden en la vida política del país.
Ella señala que ante la simplificación políticamente útil, pero democráticamente peligrosa en la que ha caído el gobierno, le urge a los ciudadanos reaccionar.
Señala que no son tiempos ordinarios y nos corresponde hacer cosas extraordinarias para defender las instituciones que están siendo acosadas, atacadas y ofendidas por el presidente de la república.
Establece que hay valores amenazados, principalmente el valor de la ciudadanía, el valor de la democracia, el valor de la vida cívica, y en fin, señala que aún todavía ella ve alguna posibilidad de un futuro esperanzador que nos correspondería a todos los ciudadanos construir.
Toca señalar, analizar y alertar ante el espectáculo de las ocurrencias cotidianas, las frases efectistas y la mercadotecnia manipuladora llevada a cabo por quienes no entienden la diferencia entre ser un propagandista y ser un funcionario público.
Señala que estos servidores que tenemos actualmente en la vida pública del país, han perdido la conciencia de ser servidores públicos, de deberse a la población y se han enredado en un espectro de vida ideológica que tratan de imponer a todo el país.
Toca enfrentarnos a la “Cuarta simplificación” con el arma más poderosa, que es la verdad. Tenemos la necesidad, todos los ciudadanos, de promover todos los días los datos que son realmente verdaderos, no creernos cuando nos dicen que vamos bien, que tenemos un sistema de salud como el de Dinamarca, que las obras se están haciendo con honestidad, que no hay corrupción en los hijos y hermanos del presidente de la república, por eso a nosotros nos toca promover y difundir la verdad, y señala, urge por sobre todo poder decir esa verdad, comunicarla a todos los demás, para que podamos imponer el paradigma del pensamiento democrático en la vida cotidiana de México. Nos dice cómo podríamos alcanzar estos propósitos: ser ciudadano, educate sobre tus derechos democráticos y ejercelos, eso es quizás el principal mensaje de esta parte de la obra de Denise Dresser.
Nos invita a que tomemos conciencia de ser verdaderos ciudadanos, de ejercer efectivamente una vida cívica, de preocuparnos por las cosas públicas que ocurren en el país, de alejarnos de nuestra zona de confort, y empezar a voltear a ver el futuro de México, que será el futuro de nuestros hijos y de nuestros nietos, para ello, dice, “entonces ejerzamos esa ciudadanía, por favor, preocupémonos por lo que está ocurriendo y ocupémonos de cambiar las cosas a través del ejercicio ciudadano”.
Todos sabemos que estos derechos están contenidos en la Constitución, en los tratados internacionales que México ha suscrito, en el andamiaje legal que debería conocerse para todo el país, y que lamentablemente no tenemos una educación jurídica que nos ayude a comprender cuáles son nuestros derechos y cuál es el alcance que tienen.
Nos invita a recordar que nosotros también somos el pueblo, que también formamos parte del país, no es que solamente sea pueblo aquel al que el presidente se dirige, todos los demás somos pueblo, no podemos permitir, dice, el encogimiento de la patria en función de los criterios arbitrarios impuestos por el presidente en turno, que decide quién es el pueblo y quién no. Por ello nos invita finalmente a no permitir que quienes gobiernen usen la expresión pueblo como si representara una sola voluntad, un solo juicio, un solo mandato único, excluyendo a sectores amplios y diversos de la población, no permitamos que seamos excluidos.
Seamos ciudadanos, participemos en la vida pública del país, es el mensaje en el que nos invita a pensar Denise Dresser.
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