Septiembre, mes para reflexionar
Hace no muchos años la llegada de septiembre y por supuesto, de las fiestas patrias, solía ser un gran motivo de alegría para un servidor. Como estudioso, pero sobre todo como amante de nuestra historia nacional, el recordar el inicio del movimiento insurgente en aquel lejano 1810, era el momento perfecto para sentir ese orgullo patriótico que tanto significa para un pueblo como el mexicano.
Pero debemos ser realistas el patriotismo y el amor a México hoy en día parecen más una buena intención o mejor dicho un recuerdo lejano que nos hace pensar en tiempos mejores. Tampoco se trata de que seamos pesimistas, pero ahora más que nunca no podemos ni debemos tapar el solo con un dedo; la cantidad de calamidades y problemas por los que nos enfrentamos los mexicanos en la actualidad, son solamente el resultado de una nación dividida y carente de solidaridad.
No podemos seguir fingiendo que existe una unidad del pueblo mexicano, ¿unidad en qué? Si nuestros representantes populares llevan años apostándole a un discurso divisorio, generando en el consciente colectivo popular la idea de que existen mexicanos mejores que otros, mexicanos que tiene más derecho o son merecedores de ser más mexicanos que los otros.
También vivimos en tiempos donde nuestros gobernantes no entienden o no quieren entender, que a pesar de que un considerable grueso de la población no los haya apoyado con su voto, no quiere decir que tampoco deben gobernar por y para ellos. Pues los puestos de elección popular propios de toda democracia no son otra cosa que la representación directa de la voluntad del pueblo, de todo el pueblo.
Y en todo ese desastre tampoco es responsable, ni siquiera honesto, el creer que todos los problemas son culpa de los gobiernos. Como sociedad mexicana hemos olvidado la importancia de crear comunidad y de creer que la empatía es el camino más viable para entender que a pesar de nuestras muchas diferencias, hay muchos factores positivos que nos identifican y nos pueden dar la pauta para que, en búsqueda de la paz y la unidad podamos todos conseguir un mejor país.
Me gusta pensar en un México donde los mexicanos compartamos ideales firmes, donde cada mexicano este convencido de hacer las cosas correctas en su entorno más inmediato sin esperar una recompensa por ello, y donde sintamos un verdadero orgullo de ser parte de es nación humana y generosa, como lo dice nuestro juramento a la bandera.
Por supuesto que está bien que cada 15 y 16 de septiembre queramos festejar el cumpleaños de la patria, pero no es suficiente el sentirnos mexicanos en estas fechas o cuando juega la selección de futbol; si, los problemas son muchos, pero si algo nos ha enseñado la historia, es que tenemos cualidades y sobre todo el coraje de sobrellevar y combatir las adversidades. Porque no me queda duda, verdaderamente México y los mexicanos somos más grandes que nuestros problemas.
Sirvan pues estas fechas más que para festejar, para reflexionar y darnos cuenta de que los cambios que todos añoramos jamás llegarán de manos de los políticos, la única vía es que seamos mejores ciudadanos cada día. Es momento de comenzar de nuevo a creer en nosotros mismos. ¡Viva México!
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