Sin inversión, hay migración
La inversión es un componente clave en el desarrollo de un país, no solo para las empresas o los gobiernos, sino también para las personas.
La falta de inversión pública o privada, repercute en la generación de nuevos empleos de calidad, uno de los principales factores por el que los ciudadanos se ven en la necesidad de migrar para buscar mejores oportunidades.
Los países receptores, tienen condiciones más favorables que los emisores, por esta razón nuestros paisanos mexicanos viajan hacia Estados Unidos y los centroamericanos cruzan nuestro país con el mismo propósito.
Los trenes que deberían transportar mercancías para las economías, transportan personas que ponen en riesgo su vida.
La responsabilidad recae en los gobiernos expulsores, irónicamente, una vez que los migrantes logran cruzar y colocarse laboralmente, convierten a las remesas en un factor igual de importante que la inversión extranjera.
Para ponerlo en perspectiva, en 2022 la IED en México fue de 35 mil 292 millones de dólares, superada ampliamente por las remesas de donde recibimos 58 mil 510 millones de dólares.
En Aguascalientes, la IED fue de 594 millones de dólares y por las remesas se recibieron 852 millones de dólares, en nuestro estado existen ya algunos programas dirigidos a familiares de migrantes para impulsarlos a crear un negocio y reducir su dependencia económica.
Nos lleva a preguntarnos ¿El gobierno puede invertir lo suficiente para crear estos empleos? La realidad es que esto no es posible si una buena sinergia con las empresas.
La iniciativa privada representa el 87% del total de la inversión en el país y el 19% del PIB, mientras que la inversión pública el 13% y el 2.9% como proporción del PIB, lejos de lo que el Banco Mundial recomienda a los gobiernos de destinar al menos el 4.5% del PIB.
Una característica de los migrantes es su bajo nivel educativo, tan solo 12% de los mexicanos que migraron estudiaron alguna carrera, mientras que el 55% de los venezolanos que viven en Estados Unidos tienen título universitario.
Si no queremos que el tren maya sea solo otro vehículo para la migración, tenemos que invertir como país en educación.
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