Sistema de Partidos

 

En la forma de gobierno democrática, el Sistema Político tiende a organizarse en bloques más o menos ideológicos, estandarizados, y regulados por el Sistema Electoral, con la finalidad de contender por el poder mediante elecciones. Estos bloques organizados son los partidos políticos. Las sociedades contemporáneas, sean más o menos democráticas o no, han necesitado la existencia de partidos políticos para articular sus procesos de acceso y ejercicio del poder público.

Así, en estos procesos de coexistencia partidista en los que una fuerza política debe ocupar el espacio de poder, se estructura un sistema que es más o menos funcional, y que representa el modelo en el que los bloques ideológicos acceden al poder. Este es el llamado Sistema de Partidos. El politólogo italiano Giovanni Sartori contribuyó a la ciencia política con una clasificación sobre cómo funcionan estos Sistemas de Partidos.

 

De acuerdo a Sartori, los Sistemas de Partidos se clasifican en dos criterios: cantidad, y calidad. Mediante esta clasificación vemos cómo actúan los partidos, si hay prevalencia de alguna fuerza política sobre otras, así como la relación histórica de estas fuerzas entre sí, y con el Estado. Esto implica a los partidos que tienen posibilidades reales de acceder al poder; así como la naturaleza competitiva o no competitiva del sistema.

 

En cantidad, si existe un solo partido, es Sistema de Partido Único; si hay más de un partido, pero sólo uno puede acceder al poder, es Hegemónico; o si hay varios partidos, pero uno gana más recurrentemente, es Predominante. Si históricamente dos fuerzas políticas opuestas han accedido al poder, independientemente de cuántos partidos existan, es un Sistema Bipartidista. En la historia de México, hemos transitado prácticamente en todo este espectro.

Ahora, si más de dos partidos tienen posibilidades reales de ganar, el sistema puede ser Pluralismo Limitado (con hasta cinco partidos), de Pluralismo Extremo (más de cinco partidos) y Atomizado (es decir, que tantas fuerzas pueden acceder al poder, que las ideologías se erosionan, e impera el pragmatismo). En los sistemas plurales y atomizados, las alianzas (incluso entre partidos aparentemente contradictorios en su ideología) forman estructuras políticas de co gobierno.

Respecto al criterio cualitativo, primero se identifica si (independientemente de la existencia de órganos electorales) el sistema posibilita la competencia democrática real y legal, y la posibilidad de que exista o no alternancia partidista en el poder. Así, los Sistemas de Partido Único y Hegemónico son No Competitivos; mientras que el resto de los Sistemas sí son Competitivos. México es un ejemplo de cómo los Sistemas de Partidos han evolucionado.

Entender esto ayuda a revisar, con un modelo de ciencia política, cómo funciona la organización de las fuerzas políticas que buscan acceder y ejercer efectivamente el poder. Con este modelo podemos ver qué sistemas nos acercan a la democracia, y cuáles nos alejan de ella; sea por falta de competencia, o por atomización organizacional. Así, la ciudadanía crítica puede impulsar contrapesos que mantengan el delicado equilibrio entre conflicto y consenso.

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Alan Santacruz
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