Suelten las tasas

Como había anticipado hace un par de semanas en este mismo espacio, el dato de la primera quincena de 2023 que colocó la inflación en cerca del 8% iba a propiciar ajustes.

Los funcionarios del Banco de México tuvieron su primera reunión del año para anunciar decisiones acerca de la política monetaria: nos recetaron un alza de 50 puntos base en la tasa de interés de referencia, con el propósito de contener la inflación, para llegar a un máximo histórico de 11%.

La Junta de Gobierno de este organismo se integra por la gobernadora del Banco, Victoria Rodríguez Ceja, y 4 subgobernadores: Jonathan Heath e Irene Espinoza,  ambos experimentados economistas que la conforman desde 2019; Galia Borja, matemática que forma parte desde 2021; y Omar Mejía, propuesto por el presidente en este 2023, en sustitución de Gerardo Esquivel, un  buen funcionario que no fue ratificado y que defendió la autonomía de la institución en un intento por reformar la ley de este organismo para otorgar recursos excedentes al gobierno federal.

Esquivel discrepó en diversas ocasiones con las decisiones de la junta de aumentar la tasa de interés, dado el diferencial que había con la de Estados Unidos, en algo que coincido con mi colega, ya que, si se eleva de forma anticipada, cuando la Reserva Federal realice algún cambio, nosotros tendremos que volverla a ajustar. 

Para la teoría económica, el aumento de la tasa de interés restringe la oferta de dinero y, en el mediano plazo, tiende a controlar la inflación. Con esta filosofía, fueron formados los funcionarios que están al frente de la institución, cuando no existía el internet y mucho menos los Bitcoins.

Para el gobierno federal, pareciera conveniente este aumento de la tasa de referencia, ya que mantiene el tipo de cambio y atrae capitales, convergente con el objetivo que persigue el Banco de México de controlar la inflación y la estabilidad del peso.

Pero cuando el origen de la inflación proviene de lo que llamamos la economía real, esta medida pierde eficacia y restringe al mismo tiempo la inversión privada haciendo más inaccesible el crédito. El mismo Banxico muestra en su portal que el porcentaje de adquisición de un microcrédito es de un 46% en promedio, llegando hasta 70%.

Continuamos siendo muy dependientes del exterior para toda nuestra cadena de suministro.

Mientras el origen del problema no se ataque, no importa cuánto se eleven las tasas, la inflación continuará creciendo y continuará afectando el crecimiento y la recuperación de la economía.

Es difícil ver esta realidad, detrás de un escritorio y un salario mensual de más de 240 mil peso. Tal vez la autonomía lo valga, pero es indispensable hacer un cambio en nuestro sistema financiero en coordinación con la Secretaria de Hacienda, tal vez es el momento de soltar las tasas y también las de café, y salir a preguntar a las empresas y las personas.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Gil Gordillo
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Gil Gordillo, Opinión, Aguascalientes

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