Tiempos complejos
Se viven tiempos complejos en los ámbitos nacional e internacional. Por un lado, como comentamos la semana pasada en este mismo espacio, Donald Trump le hace el trabajo sucio a Vladimir Putin y, de manera inusitada, rompe una reunión de acuerdos con el presidente de Ucrania, al que humilló a gritos frente a la prensa mundial. Por otro lado, Estados Unidos recibe prácticamente una treintena de objetivos prioritarios por parte de México: narcotraficantes recluidos en cárceles de nuestro país, que la nación vecina exigía en extradición. Los más emblemáticos: Caro Quintero y los líderes de los Zetas. Esto sumado a la detención de Ismael Zambada en Estados Unidos.
En el ámbito internacional, falta poco para que el pueblo estadounidense se dé cuenta de que puso en la presidencia a un operador de Putin. Trump ha tensado las relaciones globales en torno al conflicto entre Rusia y Ucrania, polarizando aún más el conflicto. De este modo, se ponen a vistas las intenciones de cada bando: Ucrania queriendo sacar ventaja política de Estados Unidos, Estados Unidos haciendo una maniobra doble para allanar el camino a Rusia y quedarse con recursos minerales ucranianos, y Rusia viendo cómo se pelean otros para que Putin expanda su dominio.
Paralelamente, en el ámbito nacional, Ismael “El Mayo” Zambada sacude a la clase política del país al buscar un acuerdo de culpabilidad en Estados Unidos. Esto implica evitar la pena de muerte a cambio de revelar cómo fue que los partidos y gobiernos de todos los colores que estuvieron en el mando durante medio siglo, tejieron una red de complicidad, componendas, y corrupción, para provocar la intromisión del narcotráfico hasta las más altas esferas del poder. Que el equipo legal del narcotraficante haya tejido alianzas con MORENA es sólo un botón de muestra.
Así, con la finalidad de aplacar a un ogro iracundo, México da en ofrenda la extradición de narcotraficantes de alto impacto. Pero eso no será suficiente. Las consecuencias de lo que todos estos capos digan en tribunales extranjeros, pegará en la clase política de nuestro país. Aunado a eso, las posibles filtraciones que los servicios de inteligencia hagan a la prensa para evidenciar la relación entre crimen y política en México, serán también una moneda de cambio en la relación bilateral.
Mientras tanto, en Estados Unidos los consumidores de drogas seguirán consumiendo; las armas que nutren el arsenal del narco mexicano seguirán vendiéndose; y seguirán operando las rutas de corrupción para que la droga llegue a sus calles. Y en México seguirá la violencia, las desapariciones forzadas, las ejecuciones; eso sí, con más presencia militar nacional y extranjera, y con una relación previsiblemente más discreta entre quienes delinquen y los funcionarios públicos que facilitan estos delitos. Es decir, pocos cambios para bien, mientras la paz global sigue en riesgo.
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