Trágica educación mexicana

Los progresos educativos, es bien sabido, medidos a través de las distintas evaluaciones internacionales del impacto real sobre el crecimiento económico o del incremento de la productividad, han sido sumamente lentos en México, pero nadie discute, a pesar de ello, que el desarrollo del capital humano a través de una educación de calidad, es el factor más decisivo para el progreso, pero para que esto arroje resultados, las transformaciones necesitan tiempo, y a veces un tiempo largo.

El problema es que algunos países en lugar de cuidar al niño, lo tiraron junto con el agua y con la bañera, ese fue el caso de México en 2019 y ahora estamos pagando las consecuencias.

El primer titular de la SEP, por ejemplo, se inventó un engendro llamado “Nueva Escuela Mexicana”, que jamás fue lo uno ni lo otro. De esa irresponsabilidad pedagógica surgieron, entre otras cosas, los nuevos libros de texto cuya evaluación crítica ha sido bien documentada, y que a juicio de los expertos más serios que hay en este país, son un fracaso académico, técnico e histórico en toda regla, que dañará a los niños y escuelas que los usen.

 A ellos hay que añadir otra y irresponsabilidad, que fue regresar paradinamente al tráfico, a la venta, a la herencia o de plano a la asignación de plazas docentes sin ton ni son, con el contubernio, por supuesto, del SNTE y de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. 

Todo ello explica, justamente, los resultados de la famosa prueba PISA, que mide el desempeño de los alumnos de 15 años en matemáticas, ciencia y lectura, como era de esperarse, México salió muy mal, pero vale la pena desmenuzar algunos de los resultados, particularmente dos. Uno es que, ahora sabemos, que el 31% de los niños evaluados, están en escuelas donde parece que no hay maestros, y el 18% de los directores de esas mismas escuelas, reportan que el personal docente que tienen es inadecuado o mal calificado. En 2018, las proporciones correspondientes fueron del 25% y del 9% respectivamente. 

El otro elemento es que esos trágicos resultados ya se veían venir, por ejemplo, en septiembre del 2023, Mejoredu, que es una dependencia de la SEP, presentó su evaluación diagnóstica en educación básica, que confirma que en lectura, en matemáticas e información cívica y ética, los niños mexicanos, desde el segundo de primaria hasta tercero de secundaria, sólo aciertan en las pruebas entre 42% y 46% de los reactivos en promedio. En el caso de Aguascalientes, de acuerdo con esa misma evaluación, los niños de segundo de primaria hasta tercero de secundaria, sólo acierta en el 45% de las pruebas en lectura y el 40% en matemáticas, es decir, unos y otros están reprobados. Analizada en perspectiva esta secuencia, era relativamente previsible esperar malos resultados de PISA 2022. 

En México, sólo el 34% de los estudiantes alcanzó un nivel de competencia en matemáticas, mientras que en otros países lo logran el 69%, y los asiáticos el 85%, que son los mejores. En lectura, apenas el 53% de los estudiantes mexicanos apenas pinta, mientras que el promedio internacional está en 74%. Y en ciencias pasó lo mismo, el 49% de los estudiantes mexicanos alcanzaron un nivel de competencia, mientras que el promedio internacional fue de 76%.

En conclusión, entre los 81 países y economías participantes en la prueba PISA, México quedó en matemáticas y ciencias en la posición número 57, y en lectura en la posición número 49, peor imposible.

La situación actual de la educación en México y en sus estados, no admite paliativos ni justificaciones, es una tragedia que de no mitigarse ahora y empezar a revertirla, será una catástrofe con un impacto muy negativo y doloroso sobre los niños, las niñas y sus familias. Tanto el próximo gobierno de México, como las autoridades estatales, deberán hacer de la educación de calidad su más alta prioridad, y eso no se logrará con las mismas políticas y con la destrucción sistemática que el gobierno de MORENA ha ejecutado estos años.

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