Una nueva página para México
México se inscribe ya en un nuevo capítulo. Lo primero que tenemos que decir, quienes creemos en la democracia, es que las sentencias jurídicas se cumplen, y en este caso, la resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación deberá cumplirse. Es la parte final y es inatacable.
Eso no quiere decir que nos hinquemos ante tan fenomenal despropósito. No es el tema de aplicar la ley -porque se aplicó históricamente-, lo cual es una falacia, como dijo la Presidenta Mónica Soto.
La interpretación de las normas electorales son: gramatical, sistemática y funcional y, sobre de ella, el juzgador debe de estructurar una resolución.
Los más de 40 millones de mexicanos que votaron, no por la opción triunfadora, esperaban un reconocimiento a la definición de la democracia, un conjunto de minorías en diálogo; entre ellas la minoría más votada. Esa es la mejor respuesta. No es cierto que todos los partidos están representados. No, porque si se hizo una diferenciación entre el voto a los triunfadores y el voto a los perdedores se perdió de vista que el presupuesto constitucional es un voto a un ciudadano y que efectivamente vivimos un sistema mixto de dominante mayoritario.
¿En dónde caben todas las expresiones para poder llegar a acuerdos mediante un diálogo democrático, argumentativo, respetuoso, que construya el futuro de nuestra misión? Y como decía Kierkegaard, al pasado hay que recordarlo por una evocación, pero al futuro hay que enfrentarlo con proyecto, de manera que, los perdedores del 2 de junio hoy están como el mito de Sísifo de Albert Camus, en donde la piedra ahora está abajo, pero hay que subirla. Para eso existe solamente una opción: la opción cívica, la opción ciudadana, en la que todos los días tenemos que encontrar la manera de reivindicar los espacios que la democracia concede a cada partido político y a cada ciudadano. Esa es la encomienda democrática que todo demócrata debe de tener.
Una nueva página, ya no hay nada que hacer más que construir el futuro. Debemos hacerlo con dignidad para salvaguardar la propia dignidad pública.
Se deberá sumar a este esfuerzo y se deberá ser un auditor permanente para que estas mayorías abarcantes no se conviertan en un despotismo, que fue lo que combatió la izquierda, sobre todo la marxista.
A sumarnos al esfuerzo de la nación y a seguir buscando el bien de la dignidad pública.
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