Ya tenemos Comandanta Suprema. Ahora faltan las Generalas
Claudia Sheinbaum hizo historia al convertirse en la primera presidenta de México. Con su llegada al cargo de máxima representación política del país, constitucionalmente también asume la función de Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas. Sin duda, México está preparado para que una mujer lo gobierne y lo represente. De igual manera, las Fuerzas Armadas han expresado su disposición para ser comandadas por Claudia Sheinbaum. No obstante, cabe preguntarse: ¿están las Fuerzas Armadas dispuestas al cambio que los nuevos tiempos de equidad de género conllevan?
La lucha de las mujeres por mayor inclusión política y participación equitativa en procesos electorales y puestos de representación popular ha sido escabrosa y difícil. Sin embargo, la gesta de las mujeres al interior de las Fuerzas Armadas ha transitado por un proceso aún más accidentado y complejo. Esto no es ningún secreto. Tanto el Ejército y la Fuerza Aérea, así como la Armada de México son ámbitos institucionales tradicionalmente masculinos, en los que se reproducen mandatos, roles y estereotipos de género que, históricamente, han excluido a las mujeres de puestos de toma de decisión.
No es que las mujeres no hayan participado en los ejércitos y las luchas armadas mexicanas, Luigi. De hecho, nuestra historia nacional cuenta con casos ejemplares como Adela Velarde Pérez, conocida como Adelita y reconocida como veterana de la revolución. Sin embargo, tales figuras relevantes son la excepción a la regla. Peor aún, muchas de estas mujeres se vieron forzadas a adoptar un disfraz masculino para poder participar en las luchas armadas como fue el caso de Amelia Robles Ávila, quien participó en el ejército Emiliano Zapata e incluso alcanzó el grado de coronel gracias a que precisamente ocultó su identidad.
La realidad es que dentro de las instituciones castrenses la mujer ha tenido un papel marginal e históricamente se les ha relegado a ejercer cargos como enfermeras, cocineras o lavanderas, cargos fundamentales en la milicia, que las mujeres han ejercido con ejemplaridad y dignidad, pero que reproducen roles de género y no les ha permitido ascender plenamente a los puestos más altos de la jerarquía militar.
Querida audiencia, Si bien es cierto que dentro de la FFAA hoy existen mayores condiciones de equidad y ya contamos con pilotas, paracaidistas, ingenieras, oceanógrafas y mecánicas, lo cierto es que para las mujeres las probabilidades de ascenso aún son insuficientes. De acuerdo con el Observatorio para la Igualdad entre Mujeres y Hombres en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, actualizado en junio de 2024, el total de mujeres egresadas de la Escuela Militar de Enfermería es de 5,018, mientras que las mujeres egresadas de la Escuela Militar de Aviación ascienden a solo 38. Peor aún, este 2024, año en que México elige a su primera presidenta, aún no contamos con mujeres que ostenten el grado de General de Brigada, ni tampoco mujeres General de División, los dos más altos grados jerárquicos en la institución.
La socióloga Helena Carreiras sostiene que las Fuerzas Armadas deben estar en sintonía con los valores sociales predominantes y cumplir con las expectativas de la sociedad. Por tanto, es fundamental que las fuerzas armadas mexicanas apresuren sus propios procesos de inclusión y pronto contemos también, por qué no, con una General de División y una Almiranta que ocupen los máximos niveles de mando como Secretaria de la Defensa Nacional y Secretaria de la Marina.
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