Fraude cibernético: cuando el engaño toca la puerta

Desde hace un par de meses mi teléfono suena con una frecuencia extraña. Levanto la vista con sorpresa, porque ya casi no estoy acostumbrado a recibir llamadas: hoy la comunicación cotidiana ocurre en WhatsApp. En la pantalla de mi celular a veces aparece un número con lada local; respondo y resulta ser una casa financiera o una aseguradora. Digo “no, gracias” y cuelgo, pero siempre queda la incomodidad de saber que alguien tiene mi número: en el mejor de los casos, una empresa legal; en el peor, una red criminal.