¿Abatido o asesinado?

Hace unos días con cierta dilación se dió a conocer  la noticia de un suceso confuso, o quizás sería mejor decir se dió a conocer la información confusa, o, peor aún, se dieron a conocer una serie de datos tergiversados, a medias, insinuando culpas y estigmas, en boca de quienes estarían más obligados a respetar los derechos fundamentales de los vivos, de los muertos y de los ofendidos. Se afirman cosas sin corroborar, se lanzan culpas sin investigar, se destruyen reputaciones sin recato y se escudan en su supuesta autoridad. De pilón las autoridades invaden funciones y se disputan los titulares de los medios de comunicación. 

En medio de los peores días que hemos vivido en materia de seguridad pública desde hace mucho años, incluyendo el jueves negro y otros similares, el número de muertes violentas, secuestros o intentos de secuestro, y expresiones diversas de la presencia del crimen organizado en nuesto estado, se da a conocer el asesinato, sí así, con todas sus letras, la víctima no está abatida está muerta, bien muerta. Los primeros informes policíacos la señalan como supuesto integrante de una banda de rateros de vehículos, que mientras una pareja de policías judiciales investigaban a dos personas, llegó disparando y no tuvieron más remedio que repeler la agresión y matarlo. Tratándose de un delito su investigación exclusiva corresponde a la Fiscalía. Que la policía señale al asesinado como integrante de una banda es una violación de los derechos de la víctima y un exceso policíaco. Pero la Fiscalía incurrió también en el ilícito, sin mas datos que la versión de los policías y de los presuntos delincuentes, saca conclusiones. Señala que antes de llegar el occiso uno de los investigados había accionado una arma, ¿esa acción no tuvo respuesta?.

La versión policíaca no es lógica, pero si de versiones se trata, podríamos pensar que en tanto la policía  investigaba o cumplimentaba una orden de aprehensión (también en esto hay contradicciones) un ciudadano circulaba en motocicleta rumbo a su casa, como son rumbos y tiempos peligrosos carga una arma, indebidamente, al acercarse, los policías se confunden y le disparan y, entonces él, se defiende también disparando, le contestan y le matan, podría ser, sólo que las pruebas están en control del organismo al que pertenecen él o los homicidas. 

Muchos ciudadanos nos sentimos perplejos, preocupados, indefensos y confusos...y...la autoridad no nos inspira confianza. 

Es todo por hoy, hasta una próxima...si la hay. 

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.

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Jesús Eduardo Martín Jáuregui
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Jesús Eduardo Martín Jáuregui, Aguascalientes, Seguridad

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