Aguascalientes sin empresas competitivas

De cuando en cuando, sobre todo si se acerca la estación electoral, algunos sectores locales suelen aparecer de manera más constante para buscar visibilidad y por supuesto, rentabilidad de algún tipo, ese es el caso de eso que llamamos en un sentido genérico "empresariado".

Desde este espacio he insistido en que, comparado con otros estados y no se diga con otros países, en Aguascalientes no tenemos una verdadera clase empresarial moderna o competitiva, pero vale la pena desmenuzar nuevamente el punto:

Partamos de que el empresariado no es un colectivo uniforme ni homogéneo. Hay hombres y mujeres muy dedicados y comprometidos con sus negocios, hay líderes serios y respetables, también hay vividores que usan las cámaras, los organismos y los consejos como trampolín político y para fines personales, algunos poco decorosos; hay sólidas empresas locales de toda la vida y de segunda generación, hay empresas nacionales asentadas décadas atrás y hay inversionistas extranjeros muy relevantes.

Bien mirados y con apreciables excepciones, una parte proporcional muy importante de las unidades económicas que operan en Aguascalientes pertenecen a estas dos últimas categorías, al menos en términos de capital y de valor. Véase, por ejemplo, el caso del sector automotriz, que ya representa cerca del 33% del PIB estatal y está formado básicamente por inversión japonesa y alemana que no salen los medios, pero es la más relevante.

La segunda observación es que la estructura de algunas de esas empresas son negocios, sobre todo muy locales, corresponde, más bien, a una vieja generación que no dio el salto hacia el siglo XXI porque no pudieron insertarse en sectores de punta, porque no compiten de verdad en el campo de la innovación o porque no reúnen las condiciones corporativas, legales o de transparencia como para ser vistas como jugadores con peso nacional real.

Este es un aspecto muy interesante, porque en ciertos estados como Aguascalientes, algunos de los que dicen ser voceros empresariales le atribuyen su éxito o fracaso al papel de los gobiernos estatales.

La cuestión es que los gobiernos no son la nana de nadie, cada entidad tiene sus atribuciones y responsabilidades y es tarea del Estado y de las instituciones públicas crear las condiciones óptimas en ciertas variables, pero no le toca controlar el funcionamiento del mercado o de la economía, ni procrear empresas ni subsidiar ineficiencias privadas, ni inventar consejos consultivos de papel para complacer a los gobiernos.

Esta es la trampa en la que caen ciertos organismos y sus presuntos voceros, que en lugar de ser autónomos, independientes y representativos, se convierten más bien en dependencias públicas de segundo o de tercer nivel, que como lo dije en alguna ocasión, sirven lo mismo para un barrido que para un trapeado, pero no para funcionar como un organismo empresarial serio, como por ejemplo la CAINTRA de Nuevo León, el Consejo de Empresas Globales a nivel nacional que agrupa a las más potentes o incluso, el Grupo de Industriales de Aguascalientes o el cluster industrial, que son todos ellos organismos serios.

El punto revela esa creencia muy local de algunos, de que el destino de un comercio o empresa depende de los favores gubernamentales en la forma de contratos, obras, compras, licitaciones, privilegios o tratos discrecionales, lo cual explica los pleitos por estar en ciertos organismos o bien, para brincar desde allí a candidaturas políticas como ha sucedido en el pasado, por cierto, con poca fortuna.

Esa es una diferencia toral con otros estados, unos tienen una clase empresarial potente, robusta y autónoma que no depende de la caridad pública y otros no la tienen, tan simple como eso. El caso es que esos rasgos han impedido que la economía mexicana y la de la gran mayoría de los estados, Aguascalientes incluido, sea competitiva en materia de innovación, que hoy es el nombre del juego. Tampoco parece estar en la ola de la llamada “relocalización de empresas” o el llamado “nearshoring”, como por ejemplo muestran algunas cifras recientes. De enero a septiembre del 2023, se han registrado a nivel nacional 162 anuncios de inversión por un valor de poco más de 42 mil 100 millones de dólares, de estos, 35 mil millones de dólares están concentrados en sólo cinco estados: Nuevo León, Sonora, Coahuila, San Luis Potosí y, aunque parezca mentira, Veracruz, básicamente por el puerto.

Como la geografía manda, Aguascalientes va entonces a tener que moverse de forma más sofisticada y creativa en las variables clave de capital humano, productividad, innovación, servicios, entre otras y desde luego, en tener empresarios profesionales, competitivos y modernos si quiere competir por ese pastel. En suma, hay mucho por hacer.

A pesar de que tiene ejemplos empresariales, muy exitosos de capital local, como La Huerta, JM Romo, Rolcar, Frío Express, Grupo Vianney, GP Electromecánica, Radiogrupo y muchos otros más, Aguascalientes padece una externalidad negativa, es parte de México, un país al menos por ahora metido en diversas crisis.

Si Aguascalientes, finalmente, no articula un ecosistema eficiente, seguirá siendo un estado simpático y agradable, pero perderá terreno frente a otros y parte central de ese ecosistema, incluye tener los mejores empresarios de verdad. Necesitamos más y mejores empresarios y menos simuladores y organismos, nada más que eso, pero nada menos que eso.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

 

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Otto Granados
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