Cómo perder a un país
Hace cuatro años, en el 2019, la politóloga, escritora y columnista turca Ece Temelkuran, escribió un texto que guarda una gran similitud con la realidad que vivimos en nuestro país.
En esa ocasión, ella estudiaba los fenómenos de los populismos en Venezuela, en Hungría, en los Estados Unidos de Donald Trump, en el Reino Unido y en aquellos procesos que está viviendo Europa con la ultraderecha y la ultraizquierda, y que en opinión de ella, y así titula su libro, pueden llevarnos a perder un país.
Ella se pregunta en el texto cómo perder un país y analiza los siete pasos que nos llevan de la democracia a la dictadura.
La autora señala estos siete pasos, siguiendo este proceso. Dice, “lo primero que hay que hacer es crear un movimiento”, es decir, una agrupación política que participe en los procesos institucionales y poco a poco se vaya haciendo del control de los mismos para lograr los triunfos electorales correspondientes.
Lo segundo, dice, es trastocar la lógica, esto quiere decir que el discurso que se va a pronunciar, es un discurso contracorriente, contra lo evidente, contra la realidad y que va a permitir crear una propia realidad o una propia visión que se va a imponer dentro de la sociedad.
Por eso, su tercer paso, señala, es apostar a la posverdad, es decir, apostar a aquellas afirmaciones que caen en la mentira y que necesariamente van a producir un choque en la sociedad, porque no se constata, nuevamente, con la realidad que se está viviendo.
El cuarto paso que ella señala, y que observa claramente para destruir la democracia y convertirse en una dictadura, tiene que ver con desmantelar los mecanismos judiciales y políticos, esto es que, los instrumentos que el propio Estado se ha dado para establecer frenos y contrapesos o equilibrios políticos, vayan desapareciendo, se vayan desmantelando, se vayan controlando, se vayan asumiendo como un botín político para lograr el control en la sociedad.
El quinto paso sería diseñar tu propio modelo de ciudadano, es decir, empezar a perfilar cuál es el ciudadano en el que yo creo, cuál es ese ciudadano que me tiene que ser leal, cuál es ese ciudadano que tiene que aceptar mis decisiones y entonces poder controlar también la voluntad de los de los ciudadanos.
El sexto paso, señala ella, sería dejar que se ría del horror, es decir, permitir que de mis propias irrealidades la gente se burle, haga memes, utilice las redes sociales para burlarse, me ponga en una caricatura, etcétera, etcétera, porque eso al final me victimiza, ya sea que la sociedad me entienda como una posición débil dentro de la misma.
Y lo último, claramente hacia dónde va a construir el modelo que ella analiza, es construir un país a tu medida, es decir, construir un país que acepte mi visión única de las cosas, mi verdad, aunque sea irreal de las cosas, y mi pensamiento, aunque sea un pensamiento que se impone a los demás.
¿Cuántas similitudes podemos encontrar en este texto de “Cómo perder un país” y los siete pasos de la democracia la dictadura con lo que le está sucediendo a México?
Me parece que estamos claramente enfilados hacia un proceso de destrucción de la democracia en el país, de destrucción de las instituciones, de evitar los frenos y contrapesos, de manejarse en una administración profundamente oscura, poco transparente y nada honesta, y que pretende continuarse con este modelo a través del control de las instituciones y de los ciudadanos.
Me parece que la autora describe claramente un fenómeno que en estos momentos está sucediendo en el país, aunque ella refería básicamente el análisis a su propio país, Turquía, pero no deja de haber grandes similitudes en lo que ella señala y lo que nos ha pasado en estos últimos cinco años.
Aquí la gran pregunta es, ¿dejaremos los mexicanos que se destruya la democracia?, ¿dejaremos los mexicanos que se continúe con el proceso de regresión en las instituciones que se han creado en el país?, pues todo eso depende finalmente de nuestra participación y de nuestro voto el próximo mes de junio.
Está en nuestras manos, por más que nos quieran decir que las cosas ya están dadas, ya están resueltas, e incluso que ya hay ganadora en el proceso electoral, la única verdad, es que esa decisión la tomaremos todos los mexicanos en conjunto el próximo mes de junio.
Ojalá sepamos darnos cuenta de que destruir la democracia no es un camino hacia el desarrollo, hacia la igualdad, hacia la tolerancia, hacia la inclusión, y que por el contrario, destruir la democracia, como señala la autora, no es otra cosa más que el camino a la dictadura.
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