Constitución normativa o nominal
Debemos al profesor alemán Karl Loewenstein, el haber recordado con mucha insistencia que hay dos tipos de constituciones, al menos, que se pueden aplicar en un país.
Por un lado, las llamadas constituciones normativas, es decir, que en estas constituciones, efectivamente, la constitución tiene un valor positivo en la sociedad, frente a otras constituciones que él denominó nominales o semánticas, es decir, que tienen una eficacia real prácticamente nula.
Hablar en estos casos, cuando ante lo que nos enfrentamos es a un constitucionalismo puramente nominal o semántico de control o de constitucionalidad, aunque en el texto legal es perfectamente arbitrado y regulado, puede resultar no solamente políticamente sarcástico, sino científicamente peligroso.
Esto quiere decir que la constitución nominal o semántica es aquella constitución que no se aplica, aquella constitución que solamente se utiliza para fines políticos y la que va perdiendo precisamente su valor como instancia que rige los destinos de un determinado país.
Por eso es muy importante tener en cuenta que actualizar un sistema de valores se convierte en un instrumento adecuado de desarrollo de una determinada sociedad, mientras que utilizar la constitución solamente para fines políticos, pues realmente es una de las principales traiciones, precisamente a los valores constitucionales.
En mi opinión, creo que eso es lo que está sucediendo en México. Estamos teniendo una constitución meramente nominal y no una verdadera constitución normativa que rija al país.
El texto constitucional es frecuentemente entendido para fines políticos, interpretados solamente para la consecución de precisamente finalidades de interés político, personal o de grupo, y no para satisfacer y cumplir las garantías de todos los mexicanos. Recordemos que una constitución está integrada por principios, valores, reglas, procedimientos y garantías del cumplimiento de la propia Constitución.
Todo esto viene a colación porque justamente en estos días toma posesión la nueva ministra de la Corte, y la pregunta sería ¿cuál es la postura de defensa de esa ministra con respecto a la Constitución?, ¿verdaderamente será una constitución valorativa la que defienda la nueva ministra?, ¿o será una constitución meramente nominal, semántica y solamente con propósitos y finalidades de corte político?
Lamentablemente la forma en que accede la ministra a la Suprema Corte de Justicia, nos hace pensar que solamente servirá a los intereses del gobierno en turno, convirtiéndose en un instrumento de una constitución nominal o semántica. Los ministros de la Corte tienen una grave responsabilidad, por eso también es muy peligroso pretender que se elijan popularmente, tienen que tener calificaciones técnicas, tienen que haber pasado pruebas de oposición, tienen que haber sido seleccionados con un método sumamente rígido para garantizar precisamente el funcionamiento de una constitución valorativa y no pretender que con fines políticos y de manipulación política, se puede elegir a los ministros o magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia para regir los destinos e interpretar la Constitución y las leyes en nuestro país.
Por todo ello, creo que debemos tener mucho cuidado con la pretensión del presidente López Obrador de elegir a los miembros, tanto de la Suprema Corte de Justicia como de los Tribunales Superiores de Justicia, pretensión por cierto es apoyada por la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional.
Esa sería una regresión constitucional, ya que en lugar de elegir a los más calificados, elegiríamos a los más populares mediante el control político de los partidos. En ese sentido, me parece que es muy peligroso pretender elegir a los ministros de la Suprema Corte de Justicia.
Ojalá los mexicanos nos demos cuenta de esto, detengamos esta presencia absurda y sepamos conservar los valores constitucionales que tanto esfuerzo han causado en su construcción a todos los mexicanos.
Por último, desearle a todos los radioescuchas y a todo el personal de Radiogrupo, que este año 2024 sea un año lleno de bendiciones, de trabajo, de salud y que logremos que verdaderamente podamos preocuparnos y ocuparnos del destino del México que todos queremos.
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