Crecimiento económico sano y sostenido

Hay suficiente evidencia que demuestra que el crecimiento económico sano y sostenido, se funde en los incrementos en productividad y en los niveles de inversión que hace un país.

Lo primero depende de la educación, el desarrollo de talento, la innovación y la tecnología. Lo segundo, de las oportunidades que ese país ofrezca para invertir, en la disponibilidad de recursos públicos y privados, pero los malos analistas y los políticos mediocres, que son abundantes en el México de hoy, simplifican ese proceso y lo reducen a decir que todo se resuelve cobrando más impuestos al que se deje, lo que graciosamente omiten es la otra mitad de la ecuación; en México, la calidad del gasto público es pésima, y por ende, tener más dinero sin una rigurosa planeación, monitoreo y evaluación de lo que se hace con ello, es entregarlo a una burocracia devoradora, corrupta e insaciable.

Las razones son variadas, entre otras cosas, la incompetencia, el sector público, el despilfarro, la corrupción, la mala asignación, o una mezcla de todo ello. De hecho, está demostrado que por algunas de estas distorsiones, cosas como las pensiones, fueron a parar a la población de mayores ingresos, o sea, los ricos recibieron cinco veces más subsidios que los pobres, es en ese contexto que tiene que examinarse cualquier ocurrencia de cobrar más impuestos sin ton ni son.

La necesidad de una reforma fiscal en México es un tema viejo e indispensable, pero para que dé buenos resultados tiene que ir orientada a promover el crecimiento y los buenos servicios públicos como la educación, la movilidad, la salud, las vialidades, etcétera, y ahí está el problema, que la economía mexicana crece a tasas muy bajas porque se invierte poco y mal, déjame explicárselo de otra manera más didáctica. En los años 60 y 70, el país invertía un 20% del Producto Interno Bruto, inversión tanto pública como privada, y crecía tasas del 6.5% anual, en cambio hoy se invierte el 25% del PIB y crecemos alrededor de un mediocre 2% anual. 

¿Qué ha pasado?, pues que en el caso de la inversión pública buena, parte ha ido a parar a proyectos inservibles e ineficientes como el aeropuerto de Santa Lucía, el llamado tren Maya, la refinería Dos Bocas, ha ido a mantener a flote empresas quebradas como Pemex y la CFE, ha ido a parar las ocurrencias como una nueva línea aérea o repartir subsidios a diestra y siniestra, que son inequitativos e insostenibles para comprar votos.

Este es el aspecto crucial, no depende sólo de recaudar más, sino de invertir mucho mejor, allí donde más impacte la productividad, los buenos empleos y la economía formal, dicho de otra manera, si no hay un verdadero cambio en la estructura del gasto público y más transparencia en la fuerza y la forma como se ejerce, cualquier modificación va a seguir siendo un fracaso.

Así que si usted está muy contento con las pensiones que le caen, con el descuento en el pago de la luz o del agua, con boletos de avión regalados, con becas, pues hágase la idea de que muy pronto ya no habrá dinero para pagar todo eso, y la razón es muy sencilla, si la economía no crece los impuestos tampoco, y si no cae el dinero de los impuestos, tampoco hay de dónde pagar subsidios y ocurrencias. Así de simple, y no hay otro camino. 

Que tengan un buen fin de semana y un feliz año 2024.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Otto Granados
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Otto Granados, Economía, Producto Interno Bruto, Crecimiento Económico

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