Cualidades de un gobierno
Más temprano que de costumbre, quizá porque la duración del actual gobierno estatal es más corta de solo 5 años, han empezado ya la feria de nombres, las intrigas mediáticas y las especulaciones o buenos deseos acerca de quiénes podrían ser los candidatos de los distintos partidos a las elecciones estatales, municipales y legislativas del año 2027.
En general, este suele ser un ejercicio estéril que poco o nada le interesa al conjunto de los ciudadanos. En buena medida porque estos han ido perdiendo interés en la política y en los políticos, como lo vimos en la farsa judicial del día primero de junio, o bien porque han perdido la confianza en todos ellos y porque creen que todos son iguales. Y esto es algo que se observa en casi todo el mundo, según los numerosos reportes internacionales.
Por lo tanto, lo saludable e inteligente es cambiar esa lógica y pensar con más seriedad acerca no de los nombres, sino del perfil de lo que necesita Aguascalientes y de las cualidades, capacidades y competencias exigibles para cualquiera que aspire a un trabajo que en teoría es para personas serias, preparadas y decentes.
La primera característica es que se necesita una persona bien preparada, que conozca el país, el estado y de preferencia algo de lo que sucede en el mundo como para entender cuáles son las mayores urgencias que enfrentamos, entre las cuales está a hacer que la economía crezca a más del doble de lo que lo hace actualmente, es decir, del 2% anual al 5% anual, que genere los empleos formales dignos y bien remunerados en la cantidad necesaria, que desarrolle una política realmente eficiente para crear talento mediante una educación de muy buena calidad, que logre ejecutar las políticas de desarrollo urbano eficientes y transparentes que eviten un mayor deterioro en la movilidad, las vialidades y los servicios públicos que exige la ciudadanía con toda razón y que neutralice el riesgo real y latente de la inseguridad y la delincuencia.
Una segunda cualidad, es que necesitamos personas con una reputación intachable. Lo que quiere decir que no vean los cargos públicos como negocios privados para toda la vida, que tengan un historial impecable y demostrable de la forma en que está compuesto su patrimonio y el de sus principales aliados y colaboradores y que al menos inspiren cierta confianza en que se puedan hacer las cosas de otra manera.
Lograr estos objetivos parece hoy muy difícil, pero ahí entra el reto de que los electores decidan con una claridad que vayan más allá de la despensa, la pensión o la beca. Es decir, en política lo único que cuenta son los resultados concretos, tangibles y medibles que mejoren la vida de la gente y no la frivolidad de las que al final del día son efímeras.
Perder esto de vista hace que el engaño en política sea más bien un autoengaño.
Y un tercer desafío, es contar con gobiernos visionarios que actúen pensando no en la próxima elección, sino en la próxima generación, que puedan construir un gobierno que trabaje para los siguientes 20 o 30 años y y que se constituyan en un caso de éxito para el mediano y largo plazo, que impulse Aguascalientes a ser un estado con los niveles más altos de bienestar en el país para la mayoría de la población.
Bajo estos criterios, la pregunta válida es entonces, ¿quién reúne estas cualidades? Por ahora hasta allí la dejamos.
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