De Veolia a MIAA

Aguascalientes es una de las entidades federativas que enfrenta mayores problemas de agua. En los últimos treinta años, hemos padecido escasez y contaminación del vital líquido, así como las consecuencias de la sobreexplotación de los acuíferos y de una gestión ineficiente del servicio.

Aguascalientes es el cuarto Estado del país con mayor estrés hídrico, los cinco acuíferos que abastecen al municipio de Aguascalientes se encuentran sobreexplotados, es decir, se extrae más agua de la que se recarga naturalmente; para ello se perforan pozos cada vez a mayor profundidad con la dificultad y costo que ello implica.

El río San Pedro, que atraviesa el Estado, recibe descargas contaminantes de aguas residuales sin tratamiento, lo que afecta la calidad del agua y la biodiversidad. Además, la contaminación se filtra al subsuelo y llega a los acuíferos, donde se han detectado altas concentraciones de arsénico y fluoruro, sustancias que causan graves daños a la salud. Recordemos que Aguascalientes ocupa el primer lugar nacional en casos de enfermedad renal crónica, la cual se asocia con la ingesta de agua contaminada.

En 1993, los grupos de interés económico y político, buscando hacer un negocio millonario, decidieron que el servicio de agua potable y alcantarillado en el municipio de Aguascalientes fuera privatizado, lo cual derivó en cobros excesivos, cortes frecuentes, fugas y mal estado de la infraestructura.

La privatización del agua implica la transferencia, con fines de lucro, de la gestión, control y propiedad del recurso hídrico a manos privadas. Este hecho vulnera el derecho humano al agua y al saneamiento, reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2010, ya que afecta la disponibilidad, calidad, accesibilidad y asequibilidad del agua para las personas, especialmente para las más pobres.

Según un informe de la ONU de 2020, la mercantilización del agua tiene impactos negativos en los derechos humanos que se ven afectados por el aumento excesivo de las tarifas, la exclusión de los sectores más vulnerables, la reducción de la inversión en infraestructura, la falta de transparencia y rendición de cuentas, la pérdida de la participación pública y el control democrático, y por la amenaza a la soberanía y la seguridad hídrica de los países.

Lo anterior se ha denunciado durante años, ha sido evidente para todos, pero invisible a los ojos de tecnócratas neoliberales. El mismo informe de la ONU advierte que estas tendencias pueden agravar la crisis mundial del agua y exacerbar las desigualdades existentes.

Los mismos que juraron que el problema del agua se solucionaría con la privatización ahora quieren hacernos creer que el mal llamado “Modelo Integral del Agua de Aguascalientes” preservará el recurso hídrico y generará una cultura del cuidado del agua en un clima de cooperación con la ciudadanía.

Hoy toca vigilar a MIAA, sus adquisiciones, tarifas, contratos de adhesión, abastecimiento de agua y cualquier obligación que quieran imponer a habitantes de Aguascalientes. El Agua es un derecho Humano, no podemos permitir que el nuevo modelo de negocio que sustituye a Veolía continúe con las mismas prácticas. MIAA ha sido el pretexto para endeudar nuevamente al municipio, deuda de 700 millones de pesos que se aprobó sin siquiera intentar implementar un plan de austeridad que permitiera canalizar recursos a la problemática más sentida de las colonias marginadas. Para lograr una verdadera transformación alejada de intereses mezquinos y cercana al pueblo, es tarea de todas y todos exigir nuestros derechos.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Nora Ruvalcaba Gámez
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