De X, TikTok y Meta: cambios en el ecosistema digital
Las plataformas digitales se han instalado en nuestras vidas y mucho de lo que hacemos atraviesa por ahí. Cuando alguna está temporalmente fuera de servicio parece que todo colapsa, como cuando se cae WhatsApp y eso interrumpe las interacciones familiares y laborales en todo el mundo.
Las grandes compañías tecnológicas acaparan el mercado. En los años anteriores ya había hablado de que las tendencias a la concentración de la propiedad que veíamos en los medios de comunicación se observan también en las tecnológicas. Si bien parece que hay diversidad de contenidos, la propiedad está concentrada en estas big tech y eso tiene sus implicaciones. Hay quienes hablan de GAFAM para referirse a Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft, todas norteamericanas; pero también hay quienes hablan de BATX, para referirse a Baidu, Alibaba, Tencent y Xiaomi, las grandes de China.
Algunos cambios tienen que ver con las regulaciones y políticas nacionales. Si bien durante años hemos hablado de las posibilidades de regulación, se abren preguntas sobre la competencia que pueden tener o no las legislaciones nacionales sobre tecnologías que vienen de otros países. Hay casos interesantes en la Unión Europea y en Australia, por cierto. De este lado del mundo, hay asuntos con X en Brasil y con TikTok en Estados Unidos. En agosto de 2024 Brasil bloqueó temporalmente X —antes Twitter— porque no estaba acatando las resoluciones del Supremo Tribunal Federal. En estos días, la Corte Suprema de Estados Unidos debe definir si sostiene la ley que puede prohibir TikTok en territorio estadounidense si la empresa china ByteDance no la vende a otras manos. Mientras se define qué pasará, hay creadores de contenido y medios de comunicación que tienen cuentas en TikTok y, para no perder audiencia, ya están difundiendo sus cuentas en otras plataformas, como Instagram y YouTube. Quizás hasta se refuerce Snapchat.
Otros cambios tienen que ver con la voluntad de las personas usuarias cuando ya no se identifican con una plataforma o con su propietario, tal es el caso de los al menos dos éxodos que ha sufrido X, primero cuando Elon Musk compró Twitter y la convirtió en X y, después, cuando Musk se volvió tan influyente y visible en la campaña de Donald Trump por la presidencia de Estados Unidos. En estos éxodos, las personas usuarias se movieron a Mastodon, Bluesky y Threads. Destacan algunos posicionamientos de medios de comunicación y universidades que dejaron la plataforma denunciando que esta contribuye a la desinformación y la polarización.
Otro de los cambios se verá en Meta —que concentra Facebook, Whatsapp e Instagram—, luego de que anunciara que suspenderá su programa de verificación de la información en Estados Unidos y lo sustituirá por un sistema de notas comunitarias similar al de la plataforma X. Esto ha encendido las alarmas, porque nos lleva de regreso a X, si hay señalamientos muy claros de desinformación y polarización no es porque las notas comunitarias hayan sido muy eficientes.
Todos estos cambios se producen al mismo tiempo que crecen los porcentajes de audiencias que se informan a través de plataformas, no necesariamente siguiendo medios y periodistas, sino creadores de contenido.
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