Del liberalismo al proteccionismo, y cómo el pensamiento económico está influenciando la política
A partir de los años ochenta, países alrededor del mundo iniciaron un proceso de liberalización económica que consistió, entre otras cuestiones, en la libre fluctuación de sus divisas y en la firma de diversos tratados comerciales que favorecían el intercambio de bienes y servicios entre países. La premisa detrás de este proceso fue que las naciones podrían beneficiarse de facilitar sus operaciones comerciales.
Sin embargo, el intercambio comercial no favoreció a todos por igual, generando déficit en las balanzas comerciales y profundizando desigualdades internas. De ahí que, desde hace unos años, el debate sobre si el liberalismo económico es algo deseable ha formado parte del discurso público, llevando a un retorno del proteccionismo económico.
Tal es el caso de EE.UU. que, a raíz de su competencia con China, ha venido profundizando sus políticas proteccionistas. Cabe mencionar, que Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos por segunda ocasión, fue uno de los principales impulsores de las políticas proteccionistas desde su anterior administración. De hecho, fue en su mandato en el cual inició la denominada “guerra comercial con China”, que implicó la aplicación de aranceles a las importaciones desde aquel país, así como a la restricción de la llegada de nuevos productos tecnológicos. Sin embargo, estas medidas no se limitaron a aquel país, y de hecho llevó a cabo agresivas negociaciones durante el proceso de revisión del Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.
De forma reciente, Donald Trump ha echado mano del discurso proteccionista. Durante su campaña, mencionó imponer aranceles de al menos diez por ciento a todas las importaciones, y de hasta cien por ciento para productos chinos, especialmente automóviles eléctricos. Asimismo, señaló que el T-MEC ha repercutido de forma negativa en la industria automotriz estadunidense, y ha abierto la posibilidad de retornar parte de las operaciones de las empresas a territorio americano.
Esto nos lleva a pensar que estamos ante una nueva era de proteccionismo, donde las barreras comerciales volverán a ser parte de la política económica. Lamentablemente, existen a antecedentes de los efectos adversos del proteccionismo, por ejemplo, que las industrias comienzan a rezagarse tecnológicamente y la escasez de bienes y servicios de primera necesidad. Por su parte, para los países exportadores como México, el riesgo latente de la implementación de aranceles a sus exportaciones podría tener un impacto negativo en sus resultados económicos.
Más allá de las afectaciones económicas, también es preocupante observar cómo el discurso proteccionista se ha tergiversado con otras cuestiones como el racismo y los discursos antinmigrantes, volviendo más complejo el debate sobre la pertinencia de estas medidas. Sin embargo, si de algo tenemos certeza, es precisamente, de que este discurso ha llegado para quedarse. De ahí que sea necesario analizar a fondo sus implicaciones y preparar estrategias que promuevan un comercio más equilibrado entre los países mientras que, a su vez, sea capaz de hacer frente a los retos que este discurso plantea.
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