Día Escolar de la No violencia y la Paz (30 de enero)
A iniciativa del profesor Llorenc Vidal, poeta y pacifista mallorquín que decidió llevar a las aulas el pensamiento de Mahatma Gandhi, cada 30 de enero no solo recordamos la muerte del líder de la India, quien fue cobardemente asesinado a tiros por un fanático hindú, sino que en su honor el mundo conmemora el Día Escolar de la No-violencia y la Paz.
El objetivo es que la educación se enfoque en la tolerancia, la solidaridad, la concordia y el respeto a los Derechos Humanos; la idea es que los planteles educativos se conviertan en espacios de entendimiento donde convivan personas de distinta raza, cultura o religión.
La educación es pilar fundamental para la construcción de sociedades democráticas, justas e incluyentes. La violencia en cambio es la señal más nítida de la intolerancia, la cual exhibe conductas que rechazan lo que es diferente ante la incapacidad de reconocer la diversidad como condición de vida.
Quienes ejercen violencia son incapaces de apreciar que somos diferentes, y es que aún entre quienes hemos crecido en el mismo espacio familiar, la diferencia está siempre latente.
Por esta razón la labor educativa es determinante para que las personas comprendamos que la pluriculturalidad, la interculturalidad y la inclusión son atributos esenciales de las sociedades garantes de los derechos humanos.
Al implementar la Nueva Escuela Mexicana, el Gobierno de México que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, asume el compromiso de que niñas,
niños, adolescentes y jóvenes, no sólo adquieran conocimientos o competencias, sino que su desarrollo integral les permita convertirse en personas honestas, críticas, solidarias, capaces de reconocer la relevancia de su colaboración en la mejora continua de la sociedad.
Construir espacios educativos para la paz y la no violencia es responsabilidad de quienes integramos la comunidad escolar, sea en calidad de autoridades, directivos, docentes o administrativos, sea como tutores, madres o padres de familia, todas y todos somos responsables de acompañar a estudiantes en su educación, formación y desarrollo, es nuestra responsabilidad garantizar que alumnas y alumnos adquieran educación de excelencia, inclusiva, pertinente y relevante, pero sobre todo integral, pacífica y humanista.
La futura ciudadanía del mundo reclama el desarrollo de habilidades socioemocionales que favorezcan su participación social como agentes promotores de paz, justicia y respeto irrestricto a la dignidad de todas las personas.
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