Donald Trump contra la industria automotriz
Durante las últimas semanas, el candidato a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump ha realizado diversas declaraciones sobre su postura respecto a la industria automotriz de su país y la importación de vehículos eléctricos. En su discurso, eufórico y radicalista, ha señalado que es necesario proteger a la industria automotriz americana de los intereses de otros países. Pero el discurso alarmista de Trump se sustenta en una situación real: el monopolio chino sobre los vehículos eléctricos.
Y es que, durante los últimos años, la participación de la inversión china en el desarrollo y exportación de vehículos eléctricos ha crecido de manera importante. De hecho, el 62% del mercado global de vehículos eléctricos impulsados por baterías se encuentra en manos de capital chino. Por otro lado, la industria china ha puesto automóviles eléctricos en el mercado por casi la mitad de los costos de los vehículos eléctricos americanos.
Sin embargo, hay un tercer jugador en la Guerra Comercial de EE. UU. y China, y es México. Durante los últimos años, México se ha consolidado como el principal socio comercial de EE. UU., con una balanza comercial superavitaria de 234 mil millones de dólares y con exportaciones por un valor de 78 mil millones de dólares durante el primer semestre del año en curso. Las facilidades que brinda el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, ha favorecido el desarrollo de estas relaciones comerciales y la consolidación de una fuerte industria automotriz y de autopartes en el país.
Con el fenómeno del nearshoring, y las ventajas comparativas que este puede llegar a ofrecer, México se presenta como un país atractivo para la llegada de nuevas inversiones, incluidas las del sector automotriz. De manera que el país puede convertirse en la puerta trasera para que los vehículos eléctricos chinos lleguen al mercado estadunidense.
La situación no será nada sencilla. En diversos discursos de campaña Donald Trump ha amenazado con la aplicación de aranceles, que van desde un 60 por ciento a la mercancía procedente de China, hasta un 100 por ciento a los automóviles eléctricos provenientes de ese país. Sin embargo, es probable que algunos de estos aranceles sean extensivos a otros países.
En ese sentido, y a pesar de su carácter “no intervencionista”, México no quedaría exento de participar en esta guerra comercial. Lo anterior, considerando que durante los próximos años se estará trabajando en la renegociación del tratado de libre comercio entre México, EE. UU. y Canadá. Ahí la posible entrada de la industria automotriz China desempeñará un papel muy importante, pues será un pretexto idóneo para implementar toda clase de restricciones y aranceles a las exportaciones de la industria automotriz mexicana.
Los efectos de las elecciones en EE.UU. y las posibles repercusiones de estas, ya se están dejando sentir en la industria nacional. La cancelación de la inversión de Tesla en Nuevo León es apenas un primer síntoma de la situación que le espera a la industria automotriz durante los próximos meses. No habrá que sorprendernos entonces que durante el segundo y tercer trimestre del año veamos caídas en la inversión extranjera directa en el sector.
Más preocupante aún es la situación para Aguascalientes, que los últimos años ha concentrado su actividad económica en la industria automotriz, y a cuyas empresas les ha costado incorporarse a la carrera por el desarrollo de los vehículos eléctricos. Las autoridades estatales deberían estar aprendiendo de la lección de Nuevo León, “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.