Educar al informar
“Las acciones de preferir y de relegar, de hacer aparecer unos temas como más importantes que otros tienen potencial educativo porque indican qué es lo principal y qué lo secundario” JDR.
Justo ese es el poder del periodista, el que comienza cuando se logra entrar en la conciencia de las personas, el periodista día a día selecciona qué es lo importante y qué lo secundario, considera la relevancia de las palabras en dicho propio y en dicho ajeno, considera quién es mejor para hablar de cada tema y por qué, valida y califica a unos sobre otros y encuentra el mejor enfoque de cada noticia.
El verdadero poder no solo es entrar en las conciencias, sino la capacidad de respuesta y la responsabilidad con que se toma, entrar en la conciencia de alguien más educa y no como un maestro a su estudiante, sino como un guía, un historiador, el poder periodístico indica las consecuencias de los hechos, destaca la ética, los valores y señala y enfatiza los anti-valores, marca una agenda de lo urgente y busca un enfoque colectivo positivo.
El periodista no tiene el poder sino el deber y responsabilidad de transformar lo que toca, convertir un suceso en una gran historia, hacer visible la voz de las minorías o la voz de los más pequeños y a veces, los menos escuchados; tiene en sus manos el potencial educativo de toda información con la posibilidad de guiar y educar en la comprensión de su historia.
Un buen maestro universitario nos dijo un día que la vida es muy corta como para no elegir qué libros leer y estando de este lado pensé en lo mucho que aplica ese pensamiento en las noticias, “la vida es muy corta como para no elegir qué noticias informar”.