El gran desaire: La crisis migratoria ignorada en el debate presidencial

México enfrenta una crisis migratoria sin precedentes que incide profundamente en su política interna y en las relaciones internacionales, especialmente con Estados Unidos. En 2023, el país registró 782,176 encuentros de migrantes irregulares, cifra que representa un aumento del 77% respecto al año anterior. Estos migrantes, mayoritariamente de Centro y sudamérica, huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen. Por otro lado, las remesas enviadas por mexicanos en el extranjero alcanzaron un récord de 51,594 millones de dólares en 2023, lo que subraya la dependencia de muchas familias mexicanas de estos ingresos vitales.

El Instituto Nacional de Migración (INM) ha sido un epicentro de esta crisis. Un trágico incendio en una estación migratoria en Ciudad Juárez en marzo de 2023 resultó en la muerte de 40 migrantes, resaltando las condiciones inhumanas y peligrosas de estas instalaciones. Los agentes del INM han sido repetidamente acusados de abuso y corrupción. Las estaciones migratorias operan frecuentemente en condiciones de hacinamiento y escasez de recursos básicos, llevando a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) a observar constantemente estas condiciones, lo cual generó el cierre de 33 estaciones. A pesar de estos graves problemas, el reciente debate presidencial mostró una preocupante falta de profundidad y seriedad al discutir sobre migración.

El tratamiento del tema migratorio en el debate fue superficial, casi negligente. No se exploró cómo los candidatos manejarían la crisis en el crítico primer mes de gobierno, coincidiendo con un período crucial para las elecciones en Estados Unidos. Las respuestas fueron evasivas y la mayoría de los candidatos prefirieron centrarse en la política exterior sin dimensionar adecuadamente la magnitud del problema migratorio.

Según el Modelo Mexicano de Movilidad Humana presentado por la canciller Alicia Bárcenas, durante mayo de 2024, diariamente salen 915 personas del Darién, mientras que en la frontera sur de México se reciben 7,271 migrantes. Esta cifra supera casi al doble la capacidad operativa de las autoridades estadounidenses, establecida en 4,000 personas por día. El acuerdo bilateral entre México y EE.UU. busca controlar esta situación, a menudo mediante medidas extremas, como evidencian videos de agentes golpeando a migrantes; un 30% de estos migrantes son niños y adolescentes.

El debate no solo ignoró las sistemáticas violaciones a los derechos humanos que sufren los migrantes, sino que también omitió cualquier propuesta concreta para abordar la situación. No se mencionaron las atrocidades ocurridas en la estación migratoria de Ciudad Juárez ni se presentaron directrices claras para la gestión futura del INM. La omisión de estos temas críticos y la falta de compromiso reflejan una desconexión alarmante con la realidad.

Este debate fue una oportunidad desaprovechada para abordar uno de los mayores desafíos humanitarios de nuestro tiempo. La evasión y la falta de propuestas concretas no solo resultan decepcionantes, sino que también presagian un futuro preocupante si no se adoptan medidas urgentes y efectivas para resolver la crisis migratoria. Es desalentador que los debates presidenciales sean ganados por quienes menos escándalos de corrupción tienen en sus filas, en lugar de por propuestas sólidas y realistas.

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Nadine Cortés
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