El lado oscuro de las encuestas electorales
Una encuesta es un método científico de investigación usado para recopilar información cuantitativa. A grandes rasgos, consta de la aplicación de un cuestionario previamente elaborado a un grupo de personas en el que se tiene prohibido alterar el contexto donde se recoge la información, con el propósito de describir un fenómeno a partir de las opiniones recolectadas.
En procesos electorales, las encuestas se convierten en herramientas útiles, pues permiten conocer las preferencias e intenciones de las personas votantes respecto a los perfiles que compiten por un cargo de elección, lo que resulta importante para entender el clima político y elaborar pronósticos, hasta ahí todo bien. Sin embargo, las encuestas y sondeos de opinión tienen un lado oscuro en su área de intersección con la mercadotecnia política. En momentos como en el que nos encontramos, proliferan los “estudios” en los que desde su levantamiento se pretende inducir una respuesta a favor o en contra de una opción política en particular; o bien, exhiben tendencias que carecen de sustento, presumiendo un músculo político sin datos de respaldo, lo que acaba por distorsionar la realidad y provocar desinformación en el electorado. El uso y abuso propagandístico de las encuestas ha conducido a un irremediable descrédito, al punto en que su manipulación se considera, en la actualidad, una estrategia obsoleta y poco confiable de publicidad política. No son pocas las elecciones que han presentado resultados que contradicen las predicciones de las casas encuestadoras.
La publicación de estudios demoscópicos se regula desde 1994, con la finalidad de ofrecer a la ciudadanía elementos para la construcción de un voto razonado, mediante la transparencia y la máxima publicidad. La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, en su Artículo 213, dispone que las personas físicas o morales que difundan encuestas o sondeos de opinión deberán presentar al Instituto Nacional Electoral u Organismo Público Local un informe sobre la metodología, personas responsables, resultados, costos y recursos aplicados en su realización, información que es difundida en su respectiva página de Internet. También establece que durante los tres días previos a la jornada electoral y hasta la hora de cierre de las casillas, queda estrictamente prohibido difundir estudios sobre las preferencias electorales.
Cuando la frontera entre encuestas y marketing político parezca confusa, existen aspectos a considerar como contar con un marco metodológico que especifique el tamaño de la muestra, el método de selección, periodo de levantamiento, diseño de preguntas, margen de error, entre otros, sin perder de vista que, aún y cuando se cuiden, las encuestas no son oráculos o métodos de adivinación.
Lejos de invitar a su menosprecio, propongo un consumo responsable de los ejercicios de medición que se multiplicarán a medida en que nos acerquemos a la jornada electiva, valorando sus resultados por no más ni menos de lo que son: una fotografía de las tendencias de voto en un momento específico, cuya aproximación a la realidad se circunscribe al momento en que los datos fueron capturados y que cuentan con un margen de error relacionado con el nivel de representatividad de la muestra y, por su puesto, de la fiabilidad de las respuestas de las personas que la componen.
Consulta el monitoreo de encuestas:
Elección federal: https://ine.mx/voto-y-elecciones/encuestas-electorales/
Elección local en Aguascalientes: https://encuestas.ieeags.mx/sistema_encuestas2024/
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