El principio del ocaso
En cada sexenio en México se ha tratado de imprimir un sello particular que permita diferenciar a un presidente de otro; ya se trate del discurso, de las obras, de la ideología, de las reformas constitucionales o de la propia personalidad del mandatario en turno. Y el actual gobierno por supuesto que no es una excepción, ya que López Obrador es quizás el presidente más mediático de la historia contemporánea de este país.
Para nadie debería de ser extraño el hecho de que en política la percepción que se tiene del gobierno y de los gobernantes es fundamental. Algo que en el gobierno de la autollamada cuarta transformación tienen perfectamente claro y que además no dudan en hacer uso del músculo mediático de presidencia para influir en el pensamiento colectivo.
El mejor ejemplo de esto es la conferencia mañanera, actividad que se ha convertido en la columna vertebral del actual gobierno. Y es que cada mañana de lunes a viernes, semana tras semana, el presidente de la república hace uso de su conferencia de prensa para establecer la agenda política nacional; misma que habrán de retomar desde medios internacionales hasta el ciudadano promedio en la sobremesa.
Se podrá argumentar que se trata de un gran teatro, que es propaganda, que es mera distracción, que los periodistas asistentes son vasallos del régimen, que más de la mitad de lo que se dice es mentira, que es una pérdida de tiempo, sin embargo, nadie puede negar que al menos hasta el día de hoy, es la actividad presidencial más eficaz políticamente hablando. Pues no solo se trata de establecer agenda, prácticamente el presidente gobierna este país desde la mañanera.
Cada acontecimiento noticioso sea provocado o no por comunicación social de presidencia, es utilizado por el presidente para buscar rentabilidad política. Precisamente ha sido el propio presidente el que en más de una ocasión ha mencionado al ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, dando a entender la importancia que tiene la manipulación de información falsa para convertirla en verdad.
Esta semana el presidente en más de una ocasión llegó a quejarse del porqué los medios de comunicación no estaban dando a conocer como “deberían” el juicio del exsecretario de seguridad pública durante el sexenio de 2006 a 2012, evidentemente buscando manchar a la oposición. Pero el presidente no contaba que también esta misma semana, hubiera sido precisamente él quien llegara a ser mencionado en ese juicio por presuntos sobornos por parte del crimen organizado, con dinero que se destinaría presuntamente a campañas políticas.
El cazador terminó cazado, pero siento el experto que es en manipulación mediática no dejó pasar la oportunidad para utilizar la carta que mejor saber jugar: victimizarse. Aparentemente logró darle vuelta a tan bochornoso asunto, pero quizás sea de las últimas veces en que podrá jugar esa mano, pues el ocaso de su conferencia mañanera ha comenzado, y como es natural con el paso del tiempo, también el de su gobierno.
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