Elección 2024 y separatismo yucateco
Antes de la colonia, toda la zona de la Península de Yucatán integraba un solo entramado étnico, cultural, social, político, racial, e histórico. Es decir; no había lo que ahora conocemos como Yucatán, Quintana Roo, y Campeche; sino una sola zona cohesionada como pueblo, independientemente del resto de regiones etno-culturales del territorio que ahora es México.
La zona de esta península, durante la Colonia, integró una Capitanía General y posteriormente una Intendencia dependiente de la Nueva España, con los territorios actuales de Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Yucatán, el norte del Petén, y el actual Belice.
A la independencia de México, la zona de Yucatán, Campeche, y Quintana Roo se mantuvo al margen del movimiento de Iturbide, pero se anexó voluntariamente al país cuando triunfó la república, a condición de que el gobierno fuese federalista y no centralista.
Cuando la república se convirtió en centralista, se amenazó la autonomía de los Estados. Esto produjo consecuencias bélicas. Zacatecas se rebeló, Texas se independizó, y Yucatán inició un movimiento separatista, que culminó con su acta de independencia en 1841.
Algunos meses después, Antonio López de Santa-Anna impulsó un movimiento que devino en Golpe de Estado, con la promesa de restaurar el federalismo; pero al llegar al poder, continuó con el centralismo y además invadió Yucatán. Sin embargo, la resistencia yucateca derrotó a las tropas mexicanas. Esto derivó en algunos años de relación tensa y estado de excepción en la península, hasta enero de 1846, cuando los yucatecos se declararon independientes de nuevo.
Sin embargo, en 1847 en la Península estalló la Guerra de Castas; un movimiento Maya que buscaba expulsar de la península a la población blanca. Los mayas avanzaron a tal punto que casi provocaban la completa expulsión de la gente blanca en la región. Ante ese escenario, Yucatán pidió ayuda a Cuba, Jamaica, España, Inglaterra y Estados Unidos pero nadie respondió.
En esa coyuntura bélica, la República Mexicana apoyó militar y económicamente a Yucatán para detener la rebelión indígena y retomar el control de la zona. Gracias a esa ayuda, la gente blanca de Yucatán derrotó a los mayas; luego dividieron la región en los estados de Quintana Roo, Campeche y Yucatán, y -finalmente- se unieron a la República el 17 de agosto de 1848, lo que continúa hasta la fecha.
Pero durante todos esos años hasta la actualidad, en diversos momentos de la historia nacional ha persistido el fantasma del separatismo Yucateco. En momentos con menos o con más intensidad, pero es un tema que sigue vigente. Por eso llama poderosamente la atención el hecho de que, en la actual campaña electoral en Yucatán, en prácticamente todos los cargos de elección, de casi todos los partidos, traen la bandera de la República de Yucatán, la misma del país independiente que no se utiliza desde 1848.
Dada la situación catastrófica de la república, y los atractivos indicadores en seguridad, educación, salud, y economía que tiene Yucatán; un movimiento separatista sería comprensible, y está ocurriendo en silencio, a la vista de todos.
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