Elecciones 2024

Inicia el 2024 como un año de elecciones en el mundo. Más de 40 países, que concentran a una cifra mayor a los dos mil millones de personas con posibilidad de votar, hacen que en este año se agrupen alrededor del 40% de los procesos electorales del globo. Un año clave para la democracia, para los estudios de la ciencia política, y para la construcción de ciudadanía libre y participativa.

En 2024, los grupos locales, regionales, y nacionales, disputarán el poder (por poner ejemplo) en Pakistán, Indonesia, Bangladesh, Sudáfrica, Sudán del Sur, El Salvador, Uruguay, Panamá, Brasil, Reino Unido, Bélgica, Austria, Croacia, Portugal, el Parlamento Europeo, Ucrania, Taiwán, o India, solo por mencionar algunos países con proceso electoral 2024; cada uno, obviamente, con sus particularidades políticas locales y su propio juego en la dinámica de la política regional y global.

Resaltan las elecciones de Estados Unidos, con el debate sobre si Trump está posibilitado o no para volver a contender, luego de los probables delitos que cometió o consintió durante su mandato; México, en el que –gane quien gane- históricamente una mujer presidirá la república, pero aún con la amenaza populista; Alemania, con el peligro de que otra vez se encumbre la ultraderecha; o la del Europarlamento, luego del Brexit. 

Otras elecciones son una mera farsa democrática, como en Rusia, donde se prevé la reelección de Putin hasta 2023; la de Venezuela, con el coste político que tendrá sofocar a la oposición; Bielorrusia, Ruanda e Irán, donde la oposición fue reducida de manera autocrática. Pero en muchas zonas persiste la amenaza de los populismos y los nacionalismos como riesgo para la salud de la democracia en diversas regiones del mundo.

En 2024 persisten la polarización global y la desconfianza en las instituciones democráticas y civiles cimentadas por Estado. El abuso de la mercadotecnia política y la normalización de los discursos incendiarios están desbancando al pensamiento crítico y a la construcción ciudadana. Así, podremos observar en estas elecciones no sólo cómo ganan unos y pierden otros; sino, sobre todo, el diagnóstico de la salud de la democracia en el mundo.

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