En camino a un gobierno autoritario

Ayer, México dio otros dos pasos más en camino a un gobierno autoritario, se aprobó la Ley del Espacio Aéreo, que ahora pone en manos del Ejército el control del espacio aéreo mexicano, avanzando en este proceso de militarización, pero también se da un golpe importante al INE, a través del famoso Plan B, que ayer fue aprobado en el Senado de la República, y que sin duda, debilita de manera sensible al árbitro electoral, puntal de la democracia mexicana.

Ese avance hacia el Estado autocrático, recordemos que nos hace referencia a un sistema de gobierno; la autocracia, un sistema de gobierno en el que centraliza el poder supremo del Estado en una única persona, cuyas decisiones no pueden cuestionarse, ni controvertirse, ni están sujetas a controles de ningún tipo, es en fin, alguien que persigue el control absoluto del gobierno.

Por supuesto, la autocracia ha sido conocida en el mundo, tenemos claros ejemplos; por ejemplo, en la dictadura de Franco en España, o lo que ocurre en Rusia o en China actualmente, esas autocracias son contrarias a la democracia, la democracia, sabemos, se sostiene gracias a la separación de los poderes públicos, para poder hacer un balance y equilibrio, y tener frenos y contrapesos en el ejercicio del poder.

El gobierno autocrático de López Obrador, es un gobierno que claramente se manifiesta en esa línea de control, ya nos ha dicho reiteradamente que no se le pueden mover ni una coma a sus instituciones, sabemos que desde el punto público se administra justicia, se hace política, se da la visión de un país con un solo perfil, sin oír ninguna voz, solamente hablando y sin poder escuchar absolutamente nada. Esa estructura autocrática del gobierno mexicano, pues no le permite condenar a Daniel Ortega, no le permite condenar la dictadura chapista-madurista, pero sí le permite condecorar a otros represores como Díaz Canel en Cuba. En fin, este gobierno autocrático sigue avanzando y una de sus últimas manifestaciones tiene que ver con la crítica que hizo el gobierno de López Obrador, el propio Presidente de la República, a lo expresado por la Conferencia del Episcopado Mexicano, la conferencia de los sacerdotes católicos, presentó a los medios una preocupación sobre las posibles irregularidades en el proceso de aprobación del Plan B y en el contenido de este plan, y el presidente inmediatamente reaccionó y dijo que la iglesia católica mexicana apoya al bloque conservador.

Por supuesto, no admite ni siquiera que me digamos que estamos preocupados por lo que está haciendo, para él todo está bien hecho y él es el que administra justicia, decía yo, y resuelve los temas de democracia, sin atender a los procedimientos institucionales creados por México. Este proceso de deconstrucción de las instituciones, apuntando al gobierno autocrático, y sin duda, será un camino que nos pone en la ruta de la dictadura o la tiranía, ahora, nuevamente, de un partido político, ya antes habíamos dicho que nos quejábamos de la dictadura perfecta del PRI, o de la presidencia imperial, como decía Enrique Krause, y ahora vamos camino a eso, a un presidente que sea intocable, incuestionable, que tenga la capacidad de decidir todo, y esa construcción, de esa figura, pues la está apuntalando, precisamente, López Obrador, con sus conductas.

Por ello, tiene especial relevancia la movilización del próximo viernes. Ahora hay que hacerle ver al presidente, a su partido, a la Corte, que hay muchos mexicanos que estamos preocupados por el contenido de esta reforma aprobada en el Senado y por la profundización de la militarización de México, prácticamente nos queda como última esperanza, intervención de la Suprema Corte de Justicia para volver a México al cauce legal, al cauce del Estado de Derecho, a alejarnos de estas pretensiones de gobiernos autocráticos, dictatoriales, a esta simpatía que tenemos por esos gobiernos, y volver al México democrático que tiene defectos, que tiene abusos, que tenemos que corregir muchas cosas, pero que tenía una vía de desarrollo donde todos teníamos oportunidades y no prevalecía la visión única y autoritaria de una sola persona como el presidente López Obrador. La movilización tiene que demostrar que hay otro México posible y que este México apunta por la vía democrática e institucional.

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