Encuestas y votos no son sinónimos
Actualmente vivimos, como lo hemos repetido, ya el proceso electoral, superada la violación a la ley de precampañas que no son precampañas, que son campañas en un acto consentido por parte de todos los involucrados.
Creo que es importante que veamos cómo se generan las trampas y las descalificaciones, cómo se incrustan en la agenda cotidiana que se van dictando a partir de las redes sociales.
Lo podemos consagrar en un solo concepto: descalificación.
La estrategia ha funcionado, hasta este momento, las encuestas, es decir, la demoscopía hacen la visita a muchos noticieros, los más taquilleros, inician descalificando al Poder Ejecutivo Federal para luego reivindicarlo en una demoscopía de gran contenido y de gran cariño popular, pero ¿cómo se genera la trampa y la descalificación?
En primer lugar, se genera por una anulación que se hace a los periodistas, para que estos inoculen, es decir, para que proyecten interpretaciones literales de lo que se está diciendo, que es lo que le conviene a quién está emitiendo el mensaje. Una tangente comunicativa que se da a partir de irse por las ramas, engendrar angustia ha sido un deporte de los últimos tiempos de la arena política. El síndrome de la ¨Chimoltrufia¨, como dicen una cosa dicen otra.
También habrá que señalar el modelo de lo absurdo, es decir una cosa pero hacer otra. La “malacanchoncha”, un lenguaje bizarro críptico que nadie entiende y que terminan por desinteresar del tema a la ciudadanía, a los auditorios. Un cuestionamiento superfluo, es decir, invalidar el mensaje recibido con el interlocutor para subsumirlo y no darle importancia a su voz.
La pseudo legalización es una divergencia de opinión que se presenta como un acuerdo, y el acuerdo se presenta como un desacuerdo.
La falsa percepción, la respuesta se sitúa en un plano lógico diferente a la pregunta.
La corrección malintencionada, corregir los mensajes del interlocutor modificando así el sentido de la interlocución.
También es importante señalar el silencio, el discurso del silencio tiene mucho que decir en el marco de la comunicación que se da entre la ciudadanía y los actores políticos.
La distorsión de la comunicación congruente es hoy día, pues, un elemento que está viviendo un esplendor, digamos magnánimo, la comunicación política adopta la forma de la realimentación negativa, como lo marcó Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad, como lo señala la posmodernidad y cómo lo hacen entender las grandes granjas de robots que intervienen en la discusión política.
Y por otra parte, la propaganda que es un elemento de tensión siempre al sistema, la falsificación de la información es un recurso empleado para dominar esas tendencias a contentillo, la comunicación perdió la congruencia y es importante que antes que la ciudadanía tome una decisión, por quién va a votar, porque en ese momento es muy temprano para decir lo que las encuestas sitúan como horóscopos, como predictoras, como adivinas del porvenir, lo que han estado haciendo.
Estas tensiones tenemos que atenderlas y llegar con una libertad y una autonomía plena al día de las elecciones, y votemos así con libertad y con autonomía.
Recuerden que encuestas y votos no son sinónimos.
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