La dieta de noticias, el impacto de lo que consumimos
Constantemente me he encontrado con personas que al preguntar sobre la profesión que ejercemos de informar, su respuesta es que han dejado de escuchar noticias porque entre menos información, menos ansiedad y estrés les genera en su vida diaria.
Esta semana escuché una frase de un fundador de redes sociales que resonó dentro de mí por largas horas: “La información que consumimos importa tanto como lo que comemos” y vaya que es verdad.
Tenemos todo tipo de información como tipos de comida para elegir, si pudiera elegir siempre lo que más le conviene, ¿elegiría la comida saludable o la comida chatarra?
En la oferta estamos expuestos a información altamente dañina, de información que solo genera distracción también tenemos bastante, también tenemos información táctica que solo beneficia a quien la emite, ni se diga y después tenemos información que nutre a través del conocimiento; al igual que en la comida, para encontrar lo más saludable y nutritivo tenemos que buscar entre el menor número de opciones en comparación a la cantidad de chatarra que nos venden por todos lados y a todas horas.
En la era digital, estamos constantemente bombardeados por una gran cantidad de información proveniente de diversas fuentes. Desde las redes sociales hasta los medios de comunicación, nuestra exposición a noticias, opiniones y contenido en general es constante. Sin embargo, es esencial comprender que esta información que consumimos no solo nos informa, sino que también tiene un impacto significativo en nuestra vida diaria y en nuestra persona en general.
La información que consumimos juega un papel crucial en la formación de nuestra percepción del mundo que nos rodea. A medida que absorbemos diferentes perspectivas y relatos, nuestra visión del entorno se va moldeando. Por lo tanto, es fundamental ser selectivos y críticos con respecto a la información que consumimos, ya que esta puede influir en nuestra forma de pensar, en nuestras creencias y en la manera en que interactuamos con los demás.
Por otro lado, la información que consumimos tiene el poder de influir en nuestras decisiones cotidianas. Desde las opciones de consumo hasta las decisiones políticas, la información que recibimos puede moldear nuestras elecciones. Por lo tanto, es fundamental ser conscientes de los sesgos y manipulaciones presentes en la información y realizar nuestra propia investigación antes de tomar decisiones importantes. De esta manera, podemos asegurarnos de que nuestras acciones estén basadas en hechos verificados y en nuestro propio razonamiento.
Y como punto no menos importante, lo que consumimos también puede tener un impacto significativo en nuestras emociones y bienestar general. Las noticias negativas y sensacionalistas, por ejemplo, pueden generar ansiedad, miedo y tristeza. Del mismo modo, el contenido inspirador y motivador puede impulsarnos y mejorar nuestro estado de ánimo. Es importante reconocer cómo ciertos tipos de información nos hacen sentir y evaluar si es necesario establecer límites para proteger nuestra salud emocional.
Y entonces, ¿qué vamos a comer hoy?