La UAA y la abuelita de Pepito
Seguramente los amables y despistados oyentes recordarán historias de Pepito, la que me ocupa es aquella en que Pepito y su hermanita le preguntan a la abuelita cómo nacen los niños. La abuelita por supuesto les platica de las flores, de las abejitas, de la semillita en el abdomen de la mamá. Concluída la disertación los niños se reúnen y cavilan. ¿Cómo ves - dice Pepito - le decimos o la dejamos morir zonza?. Me acordé de este cuento cuando escuché y luego leí el comunicado de la Rectriz de la UAA Sandra Yesenia Pinzón, respecto del desfalco que ocasionaron a la universidad funcionarios y agentes externos coludidos en un fraude monumental de más de doscientos millones de pesos.
Para poner en letras de oro una frase de su comunicado: la universidad no operó el fraude, fue víctima. ¿Alguien que no sea la doctora Pinzón pensaría que la universidad se habría autodefraudado? O lo que quiso decir fue: No culpen al Dr. Avelar, ex rector, porque por él estoy aquí. Aunque la universidad tiene una carrera de Derecho de la que han egresado desde hace décadas litigantes, jueces, magistrados, fiscales, secretarios de gobierno, de gran capacidad, para este asunto contrató abogados de la Cd. de México, en un claro bofetón a sus egresados o con el ánimo de controlar la investigación y las demandas para que no salpiquen a la ¨mafia¨que se dice se ha formado en la Universidad.
El marco legal federal y local de los organismos descentralizados prohibe la inversión en fondos de renta variable, cuando se aprobó el fondo de contingencias se estableció que tendría que estar líquido (disponible en todo momento), la regulación interna lo prohibía y después de haber dispuesto de más de 200 millones se quiso tapar el pozo, modificando el reglamento, ya en el actual período rectoral. Avelar ocultó al Consejo la inversión fraudulenta. Avelar minitió a la comunidad universitaria y del estado cuando en su último informe anunció que el fondo de contingencias había crecido cuando ya no se contaba con él. Había desaparecido en plena contingencia del COVID.
El Director de Finanzas que firmó la inversión y el Contralor que no la detectó siguen en funciones. Un chivito expiatorio burócrata de tercera, que ni tomó la decisión, ni tenía las facultades, ni firmó documentacion es el único sujeto a investigación.
La Rectriz enarbola la pureza de los universitarios, como la abuelita de Pepito pretende ignorar lo que se sabe, el escándalo de la construcción de San Carlos, la desaparición de vehículos, la negligencia del auditorio Ignacio T. Chávez, el fraude de las facturas apócrifas de un director general, los contratos con miembros de la Junta de Gobierno, la utilización de la oficina de Derechos Universitarios como instrumento inquistorial, el sospechoso sobre equipamiento de algunos laboratorios, las deudas insolutas al Seguro Social, la negativa a otorgar bases a los maestros de hora clase, la sobre renta de maquinaria pesada, la aprobación de un código de ética fundamentado en una ley que, no nos aplica en términos de los artículos 3, 108 a contrario sensu y 123 de la Constitución Política de los EUM, y muchos otros ejemplos más. Las circunstancias le brindan una oportunidad de oro. La rectriz tiene la posibilidad de limpiar los establos de Augías sin costo para ella y en beneficio de la comunidad, aunque quizás prefiera seguir como la abuelita de Pepito.
Es todo por hoy, hasta una próxima, si la hay.
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