Las mayorías no lo son todo
Pasadas las elecciones es un momento de reconciliación y de reconsideración.
La sociedad mexicana se manifestó de diferentes maneras. Una parte de la sociedad votó por la opción que le ofreció “Sigamos haciendo historia”, y otra parte que participó, no está negada, forma parte de una minoría, así como los que no fueron a las urnas, forman parte de una minoría pasiva.
La democracia moderna se explica a partir del diálogo que sostienen las minorías, ese conjunto de minorías que generalmente, los más votados, se sienten que son mayorías omnipotentes, omnipresentes, omniscientes, y esto no es así, ni puede ser así en el pleno Siglo XXI.
Llegó el momento de terminar con el basurero que desde muy temprana hora y desde la desde el Palacio Nacional, se dirigía a todos los sectores, a todos los opinadores, a todos los líderes, a todo aquel personaje, asociación o institución que no comulgara con el jefe del Ejecutivo Federal.
Esta es una actitud verdaderamente antidemocrática, hoy que la mayoría de los que participaron en las elecciones decidieron el rumbo de este país, llegó el momento de la reconciliación, llegó el momento de la reflexión, pero a partir de los valores.
El valor es aplicado en el ser humano, en sus actitudes, en sus parámetros, para poder conducirse y tomar decisiones como las que ocurrieron el 2 de junio, desde un punto de vista educativo y social, los valores son una referencia, son pautas, son atracciones que dan rumbo, que orientan, nuestro comportamiento humano hacia la transformación social, pero hay un punto importante hacia la realización de la otra persona, es decir, en una democracia el ciudadano debe hacerse cargo del otro, la otredad es parte sustantiva de la vida social, porque permite orientaciones de la conducta y de la vida de cada una de las personas y cada uno de los grupos sociales que cada uno de nosotros y de nosotras integramos.
Hay muchos tipos de valores, valores humanos, valores que son considerados universales, como los valores económicos, que garantizan la subsistencia de las personas en el medio donde habitamos, los medios de producción, los medios de trabajo, los bienes materiales, el dinero, las fuentes de empleo, los trabajos dignos, los valores políticos sociales que contribuyen a una mejor convivencia en donde podamos dialogar y coexistir quienes no coincidamos, y eso se llama pluralidad, y puede entenderse también desde la diversidad.
Tenemos valores éticos que son, en este momento, los que tenemos que ir buscando y afinando como la dignidad, la integridad del ciudadano que participó de una o de otra manera en el proceso electoral.
Los que no votaron por “Sigamos haciendo historia” no cometieron ningún error, no cometieron ningún delito, simplemente diciendo y eso es lo más rico de una sociedad democrática de una sociedad que va buscando una convivencia humana solidaria, en donde los valores éticos de la dignidad, de la integridad, sean parte de la honestidad social, de la honestidad profesional, de la honestidad de la convivencia, de la sinceridad con la que podamos hablar unos y otros, el compromiso y la responsabilidad que asumamos exactamente frente al otro.
Hagámonos cargo del otro, esa es una tarea que tenemos como personas en la vida compartida, pero también lo tenemos como un valor de la conducta democrática, para hacer entender que las mayorías no son el único escenario de un país democrático.
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