Los gobernadores
Exactamente dentro de 2 años se realizarán elecciones en 17 estados del país para renovar a los gobernadores en turno, entre ello, por ejemplo San Luis Potosí, Zacatecas, Querétaro y desde luego Aguascalientes. Parecería un episodio rutinario, pero en un país tan sacudido como México, es al mismo tiempo fascinante y complicado a la vez, dependiendo de si se entra o se sale dos momentos que son radicalmente distintos.
Los que salen empiezan a sufrir la pérdida de poder y con ello las decepciones, las traiciones, las persecuciones y los miedos. Allí se ve que tan buenos gobiernos hicieron o bien que tan larga tienen la cola que les pueden pisar y los que entran empiezan a vivir el sueño de sentirse únicos, el halago, la salamería y la objeción y se compran la creencia de que son muy queridos cuando en realidad la gente quiere al cargo, no a la persona porque sabe que le puede presentar alguna ventaja material o económica.
Ese es el arco en que se mueve este fenómeno tan especial que es la política y el poder. Y a la mañana siguiente el teléfono ya no suena, no hay agenda que cumplir, ya aparece la nueva realidad. El primer desafío de esas 17 personas que gobernaron es responder a una pregunta muy sencilla.
¿Están dejando sus estados mejor que como los encontraron, es decir, la economía creció a tasas altas y sostenidas? ¿La educación de calidad hizo que mejoraran los aprendizajes de los niños? ¿Los servicios públicos esenciales como el agua o la salud se proporcionan en condiciones de alta eficiencia y oportunidad? ¿La movilidad y el transporte público también superaron los estándares que había cinco o seis años atrás?
Esas son las cosas que verdaderamente le importan a las familias y deben demostrarse con datos y con evidencia si mejoraron o empeoraron. No se trata de redes sociales ni de fotos ni de encuestas a modo, sino de resultados puros y duros. El segundo, es si salen más o menos limpios o bien sus gestiones fueron corruptas o muy corruptas, además de cínicas o escandalosas.
Cuando llegan al cargo fueran cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, pero desde el año 2000 y hasta la fecha más de 23 exgobernadores, uno de ellos, por cierto de Aguascalientes, de los 32 que hay en el país, han sido acusados, procesados, perseguidos o encarcelados por distintos delitos relacionados con la corrupción.
Entonces, si, por ejemplo, otorgaron contratos de obra pública de manera ilegal, si ejecutaron proyectos de prestación de servicios con empresas de las que eran o son parte; si eligieron por dedazo a proveedores de bienes y servicios mediante sobornos, comisiones o mordidas; si se coludieron con organizaciones delictivas y si de todo eso proviene su riqueza, pues lógicamente será difícil que logren conciliar el sueño y quizá veremos a algunos tras las rejas.
Recordemos que no hay crimen perfecto. En cambio, si se portaron bien, pues podrán salir a pasear tranquilamente por las calles de sus estados y eventualmente tomar nieve en el As. Y el tercer fenómeno son las traiciones, las deslealtades o el abandono de aquellos que previamente les juraron amor eterno.
Y peor todavía, si previamente fueron sus cómplices en negocios ilícitos, porque además de la traición viene el desfalco de los recursos económicos que se supone eran compartidos y si te vi, no me acuerdo. Los gobernadores salientes aspiran a manipular las decisiones políticas y electorales pensando en que les cuiden las espaldas y el dinero, pero en la realidad esto casi nunca pasa y la historia está repleta de ejemplos.
Los próximos años serán pues, muy movidos y nadie puede adivinar realmente cómo serán.
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